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Comencé a ser consciente de que tenía mucho calor... Abrí mis ojos con pesadez y observé que el brazo de Thomas estaba enredado sobre mi torso, acercándome peligrosamente a él.
No voy a negar que me gustó despertar así... Pero ni siquiera quise disfrutarlo.

Giré mi rostro unos centimetros y lo ví descansar. Tenía los labios un poco entreabiertos, respiraba con suavidad, y en su rostro se notaba la calma que lo invadía. Sus cabellos estaban alborotados y se veía aún mejor que cuando se peinaba.

En ese momento me pregunté como se sentiría ser amada por Thomas...
Se ve como un tipo duro, frío, más que el hielo... Pero también protector y divertido, lo veo cuando habla con sus compañeros "mafiosos". Y como cuida a su hermana.

Pensé que si en algún momento una mujer lograra entrar en el corazón del jefe y robárselo, sería la mas afortunada del mundo.

Pero sabía que esa no iba a ser yo.
Suspiré profundo y comencé a removerme despacio para que se quite de encima mío.
Iba a irme como sea de esta habitación con su maldito y sensual perfume que bañaba cada espacio.

Lentamente me fui deslizando hasta que logré apartarme de él por completo. Estaba aliviada pero contrariada, porque quería volver a sentirme protegida entre sus brazos.

Me puse firme de pie, con cuidado de no despertarlo y me dirigí con una sonrisa victoriosa a la puerta. Me hubiese encantado poder ver la cara del jefe cuando se despertara solo...

Me acerqué a la perilla y la jalé.
Una vez... Dos veces... Tres.
La puerta no abría.

Maldita sea la llave. El demente la había cerrado.
Recordé entonces donde la había guardado: entre sus pantalones.

Ésto tenía que ser una broma... Una de muy mal gusto.

Me tomé la frente pensando qué podía hacer...

No le iba a dejar todo regalado. ¿Se pensaba que iba a despertar conmigo a su lado como una sumisa? Definitivamente no. 

Tomé una silla que estaba junto al escritorio y un libro.

Con cuidado, me senté en un lugar donde pudiese ver perfectamente su cara, y con toda la fuerza del mundo tiré el libro al piso.

El estruendo que hizo retumbó en toda la habitación.
Rápidamente Thomas abrió los ojos, se sentó en la cama y al ver mi lado vacío frunció el ceño. Me buscó unos instantes hasta que dió con mi paradero.

-Buen día-sonreí irónica.

Cerró los ojos y suspirando se dejó caer en la cama de nuevo. 

-Creí que te había pasado algo-murmuró aún acostado boca arriba.

-Ya ves que no. Quiero salir- respondí tajante.

-Pues vete-

Al parecer también había olvidado que me había encerrado.

-Las llaves están en tus pantalones- le recordé.

Una sonrisa estúpida y sexy se deslizó entre sus labios.  Por mi parte me limité a suspirar sonoramente.

A continuación se puso de pie con una lentitud forzada, procurando enseñarme cada uno de sus músculos mientras los estiraba.

-Es un hermoso día ¿verdad?- respondió jocoso mientras se acercaba a abrir la puerta.

Luego de girar dos veces la llave, la libertad golpeó mi rostro. De prisa y sin dudarlo me puse de pie y abandoné la habitación.

Corrí prácticamente hasta la mía y me encerré, suspirando y con el corazón latiendo como un loco.
Esto estaba mal, muy mal. Tenía que concentrarme en hacer todo bien para irme, no en meterme en la cama del jefe.

Decidida con mi propósito me dí una ducha y me vestí para bajar a desayunar.

El resto del día fue normal... Solo ví una vez a Thomas que me preguntó si mi cabeza dolía y en cuanto le dije que muy poco se dió media vuelta y me dejó sola una vez más.

Por mi parte me dediqué a ordenar algunas cosas del kit de emergencia y en cuanto terminé fui a curarle las heridas a la hermana del jefe.

-Te salvé de una muy grande el otro día- le recriminé en broma - si te veía besando a su mano derecha los mataba- me burlé.

Ella en cambio estaba roja y seria.

-En serio nos mataba- recalcó -Muchas gracias, te debo una.-

-Un placer, hacen una linda pareja-

De pronto, unos pasos se escucharon y ambas nos quedamos en silencio. La puerta se abrió dejando ver a Thomas.

-Anne, ven a mi despacho, necesito hablar contigo-

Mierda. Ahora qué hice.

¿Qué quieres de mí? (1° Libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora