18

46.4K 2.2K 91
                                    

Thomas soltó una inocente risita.

-Aún no hay planes pero va a ser muy pronto- contestó con mucha seguridad.

Por mi parte, mi rostro estaba morado.

-Thomas, ¿Qué te parece si vamos a mi oficina a hablar?- lo invitó con cortesía el anfitrión.

-Por supuesto- contestó mientras ambos se ponían de pie.

¿Qué? ¿Me iba a dejar sola acá?
Lo iba a matar.

Me volteé para encontrarme con su rostro y abrí los ojos en señal de desesperación.

El jefe se acercó suavemente a mi oído, dejo un beso sobre mi mejilla y murmuro: Tranquila.

Y así se fue... Dejándome en un profundo silencio con la señora Gaspo.
Le dirigí una incómoda sonrisa mientras bebía un poco de agua.

Necesitaba ponerme fuerte. Al parecer esto era sumamente importante para Thomas y no podía fallarle. De otro modo, me mataría.

Antes de que pudiera siquiera pensar en que conversación comenzar, la señora me interrumpió:

-Es increíble verlo tan bien después de todo-

-¿Cómo?- respondí con una sonrisa, como si no le entendiera. En realidad no le entendía ni un poco de que me hablaba. Dios, se ponía cada vez peor...

-Thomas- aclaró -Hacía mucho no lo veía tan sonriente y tranquilo. No sé si te contó pero lo conozco desde que era un niño, era amiga de su madre. Su muerte fue terrible para mi... Para todos-

Estúpido Thomas, pensé. ¿Por qué no me contó aunque sea cosas básicas de su vida? ¿Qué clase de novia no sabe  que su suegra falleció?

Debía verme como una tonta. Además en cualquier momento iba a sospechar de ésta farsa y todo se arruinaría.

-Oh si-improvisé -Fue algo que lo marcó mucho...-

Me dí un golpe mental. ¿Sólo eso iba a decir?

Para mi suerte, la señora siguió.

-Si... Y realmente lamento que se tenga que hacer cargo de tantas deudas y ese negocio de su padre...-

Ahí estaba de nuevo. Todo ese misterio alrededor de su padre...

-Si, Thomas es un hombre muy fuerte y hace todo lo necesario para salir adelante- seguí la corriente.

-Si, y también para cuidar a su hermana-

Bien, al fin conocía algo de la historia...

-Thomas la protege mucho- sonreí - es increíble como hermano-

-Así es- asintió -Y ustedes se ven muy enamorados- agregó.

Inmediatamente me puse roja, y sentí como el calor subía por mi cuerpo.

-¿Te sientes bien querida?-

-Oh disculpe señora, ¿Podría pasar al baño?- Necesitaba salir de esta situación ya mismo.

-Claro, es por aquél pasillo-

-Muchas gracias, disculpe- murmuré mientras me ponía de pie y caminaba con rapidez hacia el pasillo.

Luego de caminar unos metros me adentré en la habitación de baño. Cerré la puerta y me miré al espejo. Estaba roja y desconcertada.
Suspirando abrí la canilla y me mojé el rostro con agua fría. Esperaba que esto me despabilara y pudiera responder algo más que "Si...".

Me mantuve unos segundos más respirando y decidí volver al salón.

Cerré la puerta detrás de mí y me encaminé al pasillo nuevamente. Pero unas voces llamaron mi atención. Me acerqué a donde provenían y me detuve en silencio a escuchar.

-Estoy muy contento Thomas, ésto será increíble, ya veras-

-Eso espero Joseph, necesito este cambio-

El señor Gaspo no parecía ser un mafioso, a pesar de la mansión y el lujo donde vivía. Parecía que éste nuevo negocio alejaría a Thomas un poco de tanto peligro.

Aunque había algo muy extraño en toda la situación... Todo lo de su padre, las deudas... El jefe no vivía como si las tuviera.  Es más ni siquiera escatimaba en gastos... Yo misma lo había visto.

Me encontraba tan sumergida en mis pensamientos que no me dí cuenta cuando la puerta se abrió abruptamente y Thomas salió por ella.

-¿Qué haces aquí?- me fusiló con la mirada.

Ups.

¿Qué quieres de mí? (1° Libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora