39- EPILOGO

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5 MESES DESPUÉS.

Sonreí mientras miraba y acariciaba mi pancita. Estaba de seis meses y medio. Era pequeñita pero el bebé se movía mucho, era igual de inquieto que el padre.

Tenía mucha intriga de cómo sería. ¿Tendría sus ojos? Ojala que sí.

-Estoy tan feliz de haber dejado toda esa vida atrás- suspiré recostada en una silla.

-También yo amor. No fue fácil...- murmuró Thomas.

-Lo sé, lo que tuviste que hacer para poder escapar de todo aquello...- respondí.

Asintió.

-Ya está, dejémoslo atrás. Éste es nuestro futuro- besó mi vientre -Gracias por haberme esperado...-

-No tienes que agradecerme, lo haría una y mil veces- hundí mis dedos entre sus cabellos, acariciando su cabeza -Gracias a tí por dejarme atravesar tu frío corazón - bromeé

-Un placer-  reímos.

Vivíamos en una ciudad distinta, muy lejos de la anterior.
Nuestro hogar era una hermosa casa con un gran campo atrás. Ya deseaba ver crecer a nuestro hermoso bebé y correr por el verde césped.

Me gustaba la tranquilidad del campo. Ver el amanecer con un sol tan grande, dejarme sorprender por los cambiantes colores del atardecer...

Además aquí tenía mucho trabajo como médica ya que no había muchos centros de salud cerca.

Thomas debía viajar media hora en auto para llegar a la oficina, pero no le disgustaba. Sabía que era incomparable con la paz que lográbamos aquí.

-Recuerda que a las 8 vienen a cenar Martin y Sam- volvió a hablar.

-Oh si, tengo que terminar de cocinar el  postre- me intenté poner de pie.

-No te muevas mucho...- se inquietó.

Estaba muy exagerado desde que mi panza no dejaba de crecer.

-Tranquilo Thomas, sólo estoy embarazada y voy a hacer una torta- me burlé y lo besé.

-Muy graciosa- respondió.

Me puse de pie dispuesta a cocinar. El bebé volvió a patear. Creo que iba a amar las tortas tanto como su mamá.

Todavía no sabíamos si era nena o nene, porque queríamos sorprendernos cuando naciera.

Por otra parte mis padres ya lo habían conocido por supuesto, y estaban muy emocionados porque iban a ser abuelos.
Por suerte Thomas y mis padres se llevaban muy bien, y en esta nueva ciudad vivían más cerca de nuestro hogar.

Todavía recuerdo aquella cena donde se los presenté:

"Es un empresario al que atendí en el hospital"

Eso les había dicho sobre nuestra historia. Jamás nadie sabría la verdad, ni siquiera Sam. Así lo preferíamos. No estábamos orgullosos de como había empezado todo pero sí de lo que habíamos ganado gracias a eso.

Al final, habíamos logrado superar todas nuestras barreras y los obstáculos que la vida nos había puesto. Y aunque aún faltaba, sabíamos que podíamos hacer cualquier cosa si estábamos juntos.

Mientras batía la crema, Thomas me abrazó desde atrás y dejó un beso en mi cuello, mientras repartía suaves caricias en forma de circulos sobre mi prominente panza.

-Eres hermosa- susurró erizando mi piel.

-Te amo- respondí acercando mi cabeza a la suya.

-Y yo a ustedes-

Y nos fundimos, una vez más, en uno de nuestros dulces besos que me hacían sentir como si estuviera en el cielo.

Fin


¿Qué quieres de mí? (1° Libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora