4.- "Mi mentira favorita fue..."

5.5K 309 63
                                    

Era Lunes, por la mañana, de hecho apenas estaba amaneciendo, pero para cierto rubio el día ya había comenzado. Nadie más que él estaba despierto pues era criminalmente temprano, sobre todo cuando no tenían clase durante el primer periodo. Pero el no tenía tiempo que desperdiciar, desde hace semanas que apenas dormía, y al inicio había sido para completar una misión estúpida, pero ahora no le faltaban ganas de levantarse. Estaba feliz, como no lo había estado en varios meses y como no lo estaría jamás.

Su sonrisa era más grande que ayer y mañana sería más grande que hoy. Aunque sí sentía algo de remordimiento por sentirse feliz cuando no debería, se decía a si mismo que valía la pena un poco de alegría en vez de la miseria que podría estar sufriendo. También era un pensamiento alentador el hecho que Potter estaba de su lado, y no se refería al lado de Voldemort, sino simplemente del de Draco. 

Hace unas dos semanas, Potter lo había encontrado en un momento vulnerable, y en vez de atacarlo o aprovecharse de ello, le había mostrado luz, y le había dado esperanza, pero sobre todo le ofreció amor, y todo eso era mucho más de lo que tenía al momento. Ya no tenía nada que perder por lanzarse a ciegas al vacío. Entonces le regaló confianza a cambio. Y fue probablemente la mejor decisión que había tomado, pues estaba más que bien ahora.

Ambos jóvenes se encontraban muy temprano en un pasillo oscuro y alejado de la mayoría de salones de clases, el castillo era tan grande y la hora tan exagerada que las posibilidades de ser descubiertos eran nulas. 

Al divisar a un par de ojos verdes en la oscuridad, el rostro del rubio se iluminó aún más si era posible y aceleró su paso, Harry parecía estar contento también. 

Draco abrazó fuertemente al moreno cuando por fin llegó hasta él, el otro correspondió igual de fuerte con una risa genuina y dando un par de pasos atrás por la fuerza del movimiento. Al separarse, fue turno de sus labios de reunirse en un gesto tímido y rápido que significaba el mundo para cada uno. Por las dos horas siguientes que tenían libres, se encerraron en una sala pequeña y polvosa que no notarías a menos de que fuera tu lugar de destino. El pelinegro había robado un par de pastelillos de la cocina que compartieron entre conversación vaga e irrelevante.

Harry se sentía cómodo con el ojigris. Jamás se lo imaginó, pero este era un buen conversador y una agradable compañía. Además, los dos se encontraban cada mañana con la esperanza de alejarse al menos por un momento del caos que era el mundo a su alrededor y la advertencia constante de que una guerra se acercaba y probablemente no saldrían bien parados, aún si 'ganaba' el bando de la luz. No era que estar con sus amigos ya no le gustara, pero todos estaban muy nerviosos como para hablar de algo más que sus preocupaciones, no les culpaba, también era todo en lo que Harry podía pensar, pero a veces un descanso era liberador.

Al inicio del año, sospechó de Draco, creyó que estaba detrás de algo terrible y se encontró con que así era, sin embargo había mucho más que eso escondido a plena vista. Ahora que lo veía, se daba cuenta de que sólo era un chico, incapaz de maldad alguna, ni hablar de cometer un asesinato. Tanto Harry como Draco eran apenas un par de niñatos que sabían nada del mundo, pero nacieron en circunstancias que los obligaron a dar más de lo que podían.

Y si Harry podía ayudar al otro a salir de ello o al menos aligerar la carga, estaría feliz y dispuesto a hacerlo. Pero no solo era su espíritu de salvador lo que la hacía actuar, sino que verdaderamente estaba disfrutando ese tiempo que pasaban juntos, y si por un tiempo necesitó pretender que quería al rubio como más que amigos (con el fin de ganarse su confianza, claro, sabía que Draco puede ser muy terco), ahora no hacía falta la parte de actuación y que alivio, pues se le daba terrible. De hecho, pasaba todo el día esperando la hora de verle y suspiraba en medio de la clase al recordar cualquier cosa que el otro hubiera dicho y oh cómo soñaba y anhelaba más de esos dulces labios que serían su perdición. Y aunque son cosas que no podría admitir en voz alta, diría con confianza y seguridad que sí, cayó por el príncipe de Slytherin.

Historias cortasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora