Draco entró a la enorme casa iluminada en colores neón y llena de música alta y de ritmo muy rápido para su gusto. Para ser un ambiente tan alegre y lleno de gente, se sentía solo y fuera de lugar. No era muy cómodo y se estaba arrepintiendo de siquiera pensar en aceptar aquella invitación. La situación no había hecho más que causarle problemas y aquí estaba él, entrando a la boca del lobo, dejando la puerta abierta para cualquiera que quisiera humillarlo de nuevo.
La cosa era, que decidió estúpidamente pasar su noche en la fiesta de su ex novio, que por cierto, había terminado con él frente a un número considerable de personas después de confesar que le estaba engañando y eso no era sólo un terrible cliché de película adolescente en el que no quería participar, sino una humillación que arruinaba de alguna forma su imagen. No, no había sido él quien cometió el error, y tampoco debería ser el quien estuviera avergonzado, pero no podía evitar las ganas de golpear a aquel cretino cada que recibía una mirada lastimosa en los pasillos.
Sí, el tipo era un idiota, pero había sido su novio de cualquier forma y no podía olvidarlo tan fácil, y saber eso era peor, ya que dolía verle ir de chico en chico mientras Draco aún trabajaba en superarlo. Pero respiraba profundo y pensaba que sólo le quedaba fin de mes y poco más para terminar ese año y huir a otra ciudad para estudiar cualquier cosa.
Metió ambas manos en los bolsillos de su pantalón y se encogió en su lugar tratando de nadar entre la marea de personas o encontrar algún rostro familiar entre ellas. Tal vez se notaba a leguas que no estaba feliz en ese lugar y que sólo quería salir corriendo, porque todos le abrían paso sin darle una segunda mirada, alejándose tal vez para que no arruinara el clima caótico que ya había adoptado la fiesta. Pensar en ello lo distrajo mucho, miraba ansioso hacía todas partes y no notó que ya estaba en otra habitación, probablemente la cocina y que se había topado de frente con alguien más con rumbo contrario al suyo.
-¡Oh, cielos! Lo siento, lo siento, lo siento.- masculló entre dientes cerrando ligeramente los ojos para no ver a la otra persona más.
-No hay problema.- rio el otro sosteniendo sus codos para que Draco recuperara el equilibrio.- Es una manera rara de conocer a alguien, pero hola, soy Harry.- anunció el chico de ojos verdes mirándolo amable. Sí, claro, cómo no sabría su nombre. Draco estaba a punto de abrir la boca para responder, cuando escuchó una exclamación aguda a su lado.
-¡Dray!¡Si viniste!- celebró aquel chico de cabello castaño, Draco sonrió forzadamente sin darse cuenta de que se aferraba a la sudadera del chico al que había importunado.
-Yep, aquí estoy, hola.- replicó incómodo mirando a la acompañante del castaño. Una chica alta, delgada y de cabello negro, pobre chica. Apretó la tela entre sus manos.
-Ella es Maddy, mi novia, Mads, él es Draco.- presentó el chico, con una sonrisa que mostraba todos sus dientes y que si mantenía, haría que le dolieran las mejillas. El rubio asintió hacia ella sonriendo suavemente.
-Y... ¿Interrumpí algo?- interrogó el castaño señalando a Draco y su nuevo conocido. El rubio miró hacia enfrente y notó la cercanía, pero en vez de separarse, se le ocurrió algo muy impulsivo y estúpido que no lo haría quedar tanto como un tonto.
-Sí, Jay, de hecho sí, pero ya no importa,-comunicó el ojigris,- el es Harry.- comentó apuntando hacia el moreno que miraba la escena confundido y se giró a mirarle interrogante.
-Ah, ya veo, ¿Cómo se conocen ustedes dos?- indagó Jay levantando una ceja.
-No nos conocemos, pero estábamos a punto de hacerlo, así que si nos disculpas.- informó Draco con sorna tomando a Harry de la mano y sacándolo de ahí. Apenas se alejaron lo suficiente de la cocina, el rubio lo soltó y se cubrió el rostro con las manos.
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Historias cortas
FanfictionUna compilación de one-shots escritos por mi con distintas writing prompts sobre Drarry/Harco.