En el momento que Jhon abandonó el cuarto abrí los ojos. Sentía un gran dolor en mi muslo, pero era anulado por la alegría de mi corazón.
¿No podía perderme?
¿Acaso le importaba?
Se sintió real, a pesar de no haber visto su rostro parecía conmovido.
Busqué temblorosa apoyo para sentarme y así poder espabilarme más. Con dolor y todo, pero lo que me mataría era el hambre que tenía.
Mi primera reacción fue observar mi torso por encima de la bata, juraba que tenía algo fracturado, pero no tenía vendas... aunque si había unos grandes verdugones negros entre mis costillas y por debajo de los limones que tenía por senos.
Me costaba creer que alguien como Jhon sintiera algo por mi, y menos tan rápidamente. Me repetía una y mil veces que estaba bien dejarme llevar, pero tenía demasiado miedo a ser manipulada, de ser traicionada por mis sentimientos. Era tan grande el miedo de entregarle mi corazón a ese hombre, de que lo rompiera por primera vez y que jamás sanara. Jhon era un desconocido después de todo, ¿Pero puede una mandar en el destino?
Sentía que no era dueña de nada, menos de mandar en algo que ya era de él.
Me reía tanto de las mujeres que suspiraban por amor, de las damas que miraban a Vicent atontadas. Me repetí muchas veces antes de dormir que no caería ante mi futuro esposo, pero aún no conocía esa mirada.
Toqué mis labios recordando su dulce tacto, su suave beso... Tan distinto al primero, tan repleto de algo... no sabía bien. Sus palabras hacían eco en mi mente, rompían la barrera que le tenía puesta. Sonreí al pensar en su cara si supiera que lo escuché, que disfruté de su beso.
La puerta se abrió de repente...
Nora entró en mi cuarto sosteniendo una bandeja, sonrió al ver que estaba sentada y despierta. Algo extraño tenía, estaba muy pálida y demacrada.
—¿Estás bien? —preguntó mientras ponía la bandeja con comida al mi lado.
—La que pareces algo enferma eres tú —dije, negó y me extendió una pequeña toalla en el regazo.
<<espera>>
—¿Cómo sabías que estaba despierta? —Se me quedó mirando como si no entendiera mi pregunta.
—Obvio que el príncipe Jhon me lo dijo... ¡Haces cada pregunta!
<<sabía que estaba despierta>>
Mi cara estaba roja, no necesitaba verme en un espejo para saberlo... este hombre era más inteligente que yo por mucho, siempre estaba unos pasos por delante de mi ingenuidad.
¿Ahora como lo miraba a la cara?
Nora comenzó a toser mientras cubría su boca con un pañuelo. Su piel morena se asemejaba a un lienzo de colores deprimentes, repleto de moretones y pálido.
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La corona de la esclava ®
FantasiaMi nombre es Verónica Capri y soy la hija de uno de los duques de la corte de Sora. De niña tuve la mejor y más cara vida hasta que mis padres murieron en un incendio. No solo me dejaron a cargo de mi pequeño hermano, también descubrí que teníamos...