Capítulo 9⚔️: La marca de los antiguos

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—¡Verónica! —escuché la voz de mi padre a la distancia, lo suficiente fuerte como para lograr despertarme inmediatamente

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—¡Verónica! —escuché la voz de mi padre a la distancia, lo suficiente fuerte como para lograr despertarme inmediatamente. Mi habitación estaba más oscura de lo habitual, no por las sombras usuales de la noche... estaba repleta de humo.
Tapé mi boca lo más rápido posible para no inhalar más de lo necesario. Mis ojos ardían y apenas podía respirar. No pude entender lo que sucedía hasta que vi por las rendijas de la puerta el destello de las llamas.

<<Fuego>>

Reaccioné e intenté salir rápidamente de la habitación, pero la puerta estaba bloqueada. No solo eso, también el calor se filtraba desde el exterior y el crujido de la madera quemándose me daba a entender que no sería una buena vía de escape.

—¡Mamá! —grité a todo pulmón esperando escuchar a mi madre...
Pero nada, estaba sola y a punto de morir asfixiada.

Casi me puse a llorar cuando otro llanto me distrajo, venía de la habitación de al lado y sabía perfectamente quién era.

—¡Julio! —No entendía bien lo que sucedía, pero no podía dejar que nada le sucediera a mi hermano.

Tomé la mesita de noche y comencé a pegarle a la puerta.
—¡Ayuda! —Apenas podía hablar entre la tos de mi prematura asfixia—. ¡Alguien! —continué pegándole a la puerta, escuchaba el llanto de mi hermano y sabía que no nos quedaba mucho tiempo.

—¡Ayuda!

Entonces sentí como me tomaban por el hombro—. Vero —era la voz de Nora—¡Despierta! —Abrí los ojos y encontré a mi amiga sentada a mi lado, con la mirada repleta de agonía.

<<un sueño>>

Me afectaba tanto recordar lo sucedido esa noche. Solo  tenía once años cuando mi vida cambió para siempre. Hasta el día de hoy seguía pensando que alguien desbloqueó la puerta desde el otro lado. Hasta este momento tenía fija la imagen del cuerpo de mi padre tendido en el suelo al otro lado de mi habitación, cubierto de sangre y mirando fijo a mi puerta. Quería pensar que fue él y que con su último aliento me ayudó a escapar.

—Todo está bien. —Nora sonrió para consolarme, luego secó las lágrimas de mis ojos.

Se veía demasiado enferma, como si llevara muchos días sin dormir. Me dolía pensar que esos Rebeldes le hicieron algo y no me lo quiso contar.

Yo conocía lo crueles que podían llegar a ser... lo conocí esa noche cuando fueron capaces de asesinar a sangre fría a todos mis sirvientes, a mi familia y luego prender fuego con mi hermano y conmigo adentro.

—Perdón —dije mientras llevaba las rodillas hasta mi pecho para abrazarlas.

—¿Por qué me pides perdón?
Aparte de arrastrarla hasta este lugar, que la raptaran los rebeldes o unos posibles Faes, un asesino, una noche sin apenas dormir... ¿Qué más quería?

La corona de la esclava ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora