Capítulo 12, Temporada 1

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No soportaba la espera, si iba a recibir una inyección, en contra de su voluntad. No quería que le dieran el tiempo para hacerse chaquetas mentales y pensar e imaginarlo mil veces. Al final su mente anticipando la traicionaría, haría parecer el hecho mucho peor de lo que en realidad era. Así que lo llamo:

—Señor Sergio, venga por favor, salgamos de esto pronto—recibió la respuesta del timbre casi de inmediato, ese hombre debía pasar el día sentado frente a las pantallas de las cámaras de su habitación.

—Sí, joven dama, me alegra que tenga tan buena disposición —entro con un carrito y de inmediato empezó a preparar la aguja—Permítame su brazo si es tan amable.

—A mal paso darle prisa ¿no?—le sonrió, dejándolo tomarla del brazo.

—Exactamente—hizo asaltar el infame chorrito para verificar que la presión fuera adecuada, luego acercaba lentamente la aguja a su brazo.

— ¡Espere!—él se disponía a soltarle mecánicamente el discurso de " solo soy un empleado y cumplo ordenes, no haga esto más difícil para ambos" pero Dafne se adelantó.

—No se preocupe. No me voy a negar. Sé que es su trabajo. Pero... ¿hacemos un trato?—el levanto una ceja.

—Si es capaz de ofrecerme algo que me sea de interés, joven dama. En su posición...—no quiso completar la frase, permaneció girando sin finalizar ambos entendían que él se refería a que cual favor que no fuera de índole sexual podría ella ofrecerle.

—Pues... vera, sé que mi Amo es su jefe. Y que como hoy, por ser de su confianza, le mandara hacer el trabajo sucio conmigo—Dafne asentía levemente mientras hablaba—Le ofrezco mi total cooperación para cuando se presenten estos casos y así usted pueda quedar bien y lucirse con su jefe—asentía y sonreía afablemente.

—Suena bien, joven dama, apreciaría su cooperación—Sergio noto que inconscientemente empezaba a sentir el a su vez, con que truco más tonto y barato le hacía caer—Sin embargo, ¿Cuál sería el favor que pide a cambio?—poniéndose firme.

—Lo único que le pido a cambio es una ayuda mutua, si le es posible interceda por mí, ante su jefe y mi Amo, soy un ave enjaulada, señor—puso ojos de cachorrito.

—Joven dama, claro estaría dispuesto a interceder en su nombre con el amo. Pero sepa que en realidad yo tengo más influencia para sacarla de esta habitación de la que usted posee—Dafne no entendía nada—Solo su obediencia es su boleto de salida de esta recamara, preocúpese por complacer al amo y muy pronto lo obtendrá.

— ¿Eso le ha dicho el Amo?

—No exactamente, joven dama, es algo que deduzco. No tiene el mayor sentido mantenerla encerrada aquí por mucho tiempo, estoy seguro de que el amo le concederá libre acceso al resto de la mansión. Pero me imagino que se asegurara de que sea usted manejable y no cause problemas.

—Entiendo, en ese caso, puede ponerme la inyección—Sergio procedió a desinfectar nuevamente la zona.

—Joven dama, luego de esta inyección lo que el amo pretende hacerle se sobre entiende, tiene hasta mañana en la noche para hacerse a la idea, le recomiendo que tome este tiempo para aceptarlo y pueda estar para con el amo lo más receptiva posible, por su propio bien—le aconsejo poniendo un algodón sobre la herida de aguja.

—Lo intentare. Gracias por todo, Sergio—se despidió.

—Gracias a usted, joven dama. Por su colaboración—salió de la habitación.

Las horas, los minutos corrieron lentamente como la miel. Aunque tenía una lectura interesante para entretenerla, al tomar el almuerzo y la cena, no soporto la silenciosa soledad y pidió la compañía de Sergio, que si bien no era el conversador la calmaba con su presencia.

Crónicas de mi Amo, Hijo segundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora