Capítulo 17, Temporada 2

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Walter me ha aconsejado encarecidamente que no la tome, "al menos por ahora" me dice. No logro entender en que ayudaría a restablecer su humor habitual el que yo no pueda deleitarme con la suavidad de su piel mientras la oigo gemir al entrar y salir de ella. Mas bien pienso que amerita para mostrarle su lugar.

Ella es mi propiedad y yo como su dueño soy su guardián. Yo no derrochó el dinero, hago inversiones vitalicias, al igual que esta mansión y mis empresas velare para que permanezca óptima por muchos, muchos años.

Recuerdo cuando le notifique de su compra a Walter:

—Es justo lo que necesitaba—le aseguro.

—¿Creí que no estabas seguro de que era lo que buscabas? Tu no tienes un tipo—ladeo la cabeza y me observo con curiosidad.

—¡Es simplemente perfecta! Si la vieras me darías la razón. Tiene unos pechos jugosas como manzanas, las curvas de su trasero me recuerdan a la hendidura de un durazno, sus labios tan mullidos como los pétalos del árbol Sakura, sus ojos de un verde esplendido como el de los campos de arroz antes de la cosecha, cuando se abate son aún más hermosas, cristalinos y resplandecientes con un riachuelo al que ilumina el sol. Todo en una piel que seduce y atrapa la luz.

—Entonces te gusta porque es exquisita a la vista.

—Realmente no creo poder explicar por qué me agrado tanto como para finalmente decidirme a comprar.

— ¡Inténtalo!

—Dirás que estoy loco.

— ¿Olvidas que este es tu espacio? No se me ocurriría decir eso... ni aunque me contaras que tuviste una charla con un pájaro dodo.

—Bueno...se bien que no es físicamente posible pero... cuando estaba sobre el escenario, gritando cosas en francés que no pude entender... juraría que me estaba viendo a mí, justo a mi entre la multitud, que sus palabras eran dirigidas solo a mí.

—Sentiste una conexión con ella... no es nada anormal.

—Puse tanto empeño en, con el énfasis de autoridad pertinentes, dejarle todo bien claro desde un principio. Enuncie claramente una a una todas las reglas, le explique lo que sucedería si las quebrantaba y ella va estúpidamente a desacatar una de las más importantes. Todo mi discurso fue ignorado.

—Al contrario, me parece que escuchar el discurso con suma atención fue lo que provocó la huida.

— ¿A qué te refieres?

— ¿Recuerdas con que motivo de consulta llegaste a mí?

—Buscaba métodos y técnicas profesionales para dejar de fumar.

—Y yo te dije que el organismo se puede adaptar virtualmente a cualquier cambio si este es lo suficientemente gradual. Pues con esta chica es el mismo sistema, una buena sumisa no se hace en un día...

— ¿Querrás decir esclava sexual?

—Cada quien nombra a su manera. Es como el adiestramiento de tu corcel, con paso firme pero pausado.

— ¿Dices que me concentre en una regla a la vez?

—Y en un aspecto a la vez del extenso abanico de tareas que comprende sus funciones.

— ¿Por qué me suena eso a que no estrene mi juguete nuevo?

—Yo solo digo que suele ser provechoso aletear antes intentar volar. Se inicia en el nivel de principiantes ¿no es así?

— ¿Y qué sugieres que comprenda ese nivel?

— ¡Llámame loco! Pero pienso que podrías llegar y decir "hola", "¿cómo te llamas?", "¿qué edad tienes?", "¿estudias o trabajas?", ¿Cuál es tu color favorito?". Eso último es opcional.

Crónicas de mi Amo, Hijo segundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora