Capítulo 20, Temporada 3

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—Damita, acompáñame adentro, por favor—me pidió Sergio metiéndose a la limosina para tomarme de la mano derecha y así impulsarme fuera del vehículo.

Nada más cerrarse la puerta hecho andar, desapareciendo con Kenji a la distancia, dejándome con todas mis dudas.

Con una sonrisa dulce Sergio pone su mano en mi espalda y la otra mano como la manecilla de una brújula indica nuestro norte.

— ¡Vamos a que inscribas tus clases!—con mis pensamientos luchando por mi atención dentro de mi mente brumosa deje que me guiara hasta la entrada.

Ya en la entrada, mi ancla me abre la puerta y se queda detrás. Avanzo sola a lo que es tan inmenso como el océano, la gente fluye como enjambres de peces en las corrientes.

Paso de ser un barquito a tan solo ser un pez y no uno imponente, uno pequeñito. Uno que definitivamente debería viajar en bandada. Pero ya en este profundo océano no tiene tribu con la que se identifique.

En un intento por decidir al menos en qué dirección nadar tomo un folleto con las listas de los cursos disponibles, pero en vez de resultar un mapa es una red, una trampa. Son tantas las opciones en as que el camino se bifurca, y no conozco el destino final de ninguno de los rumbos.

Me hace pensar en si debiera estar en este cruce de caminos en primer lugar.

—Linda. Ves ese folleto como su fuera una ecuación cuadrática diferencial ¿Estas bien?—yo no me llamo Linda, pero esta chica inequívocamente me está hablando a mí. ¡Ahora soy Linda Duncan!

Me giro y veo a una rubita cuyo pelo no le llega a los hombros, dos gruesas y pobladas cejas amarronadas le adornan la cara sobre unos ojillos color miel, los pómulos altos y afilados, los labios finos y rosáceos. Delgada y más alta que yo, la piel le resplandece en brillo dorado (su bronceado es perfecto y sus bellitos rubios hacen que sus brazos atrapen y seduzcan la luz). Me sonreía con las manos en los bolsillos de su overol.

—Ahora me miras como si fuera el primer humano que has visto. Uy... ¿Me volví a dejar pasta de dientes en los labios otra vez?—se restregó los labios con el dorso de la mano.

—No no...—estoy balbuceando, parezco tonta—No tienes nada en la cara—¡Dafne que sabía cómo hablar con extraños a la perfección: Yo te elijo!—Es que me encanta tu outfit.

—Gracias...—se mira la ropa con una mueca de "no está mal". Bien, ya lo tengo, eso es— ¿Por qué tienes esa mirada de cordero extraviado?

"Llave que guardas los poderes de la oscuridad muestra tu verdadera forma ante Dafne, quien acepto la misión contigo:¡Libérate!

¡¡Improvisación!!"

—Es que acabo de mudarme de Springfield, Ilinois—por favor, que haya un pueblo llamado así en Ilinois. Solo lo dije pues sé que los creadores de "los Simpson" escogieron ese nombre para la locación por que hay muchos pueblos llamados así en Norteamérica—Y no conozco a nadie.

—Yo también acabo de mudarme de Miami, Florida. Me llamo Jessie—me dio la mano.

—Yo soy Dafne To...—ay, que casi se me sale—Duncan—trate de desviarla atención de mi despiste.

—Bueno, Dafne supongo que no sabes que clases tomar—se puso a mi lado para mirar mi folleto.

—No sabía que habrían tantas opciones ¿Qué clases inscribiste tú?

—Ninguna todavía. Todas parecen interesantes no sé por cual decidirme—ósea que no me puede ayudar.

— ¿Qué piensas hacer entonces?—le he de haber sonado desesperanzada pues me rodeo los hombros con el brazo.

Crónicas de mi Amo, Hijo segundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora