Capítulo 9, Temporada 3

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Un nuevo día se presentaba glorioso a través de los ventanales del desayunador. Sergio frente a mmi con su habitual periódico acompañado de un desayuno continental. Miriam a mi izquierda con la laptop frente a su plato de cereal de chocolate, teniendo un desayuno a distancia con Joshua.

Un niño adorable de cinco años con el pelito negro como el de su madre en un corte de tazón enmarcando su carita circular de cejas tupidas y largas (como las de su madre) y una sonrisa amplia que a pesar de faltarle dientes no podía ser más perfecta. Sacudía la cuchara con la que comía para saludar sin importarle mojar toda la mesa de leche.

Yamam y yo, comíamos panquecitos de plátano, arándano y chía recién horneados, con fruta fresca y una rica batida de fresa con menta.

El asiento de la cabecera, el que tiene las mejores vistas y es el más cómodo por su alto espalda esta libre. Nadie lo ocuparía pues le pertenece al amo.

—No aceptare un no por respuesta—aseguro Yamam pero no podía tomarlo en serio cuando buscaba la pajilla de su batida con la lengua, sin apartar su vista de mí.

—Es que no sé qué pintaríamos nosotras en una convención de artículos para el hogar—le respondí.

Miriam estaba tan alegre por las cosas en español que Joshua le balbuceaba que sin saber asentía a todos.

—Pues ayudarme a elegir el mobiliario de mi futuro restaurant. Habrán muchos decoradores de interiores allí pero el consejo que más me importa es el vuestro— (sin mencionar que es gratuita) —Harán demostraciones con muebles plegables automáticos futuristas y con ingeniosos artilugios de cocina japoneses. Además de unas rebajas demenciales en vajilla, platería y cristalería. ¡Sera divertidísimo, ya lo verán!—alzaba las cejas a cada frase para incentivar nuestra emoción.

—Sabes que estoy libre y bien dispuesta... pero no depende de mí, tendrías que preguntarle al amo Kenji si me permite ir—Yamam puso los ojos en blanco, le producía tanto fastidio que estuviera sujeta a los designios de Kenji como a mi ser una mujer de veintiún años que debe solicitar permisos para salir.

— ¿Ir a dónde?—oímos preguntar a la voz del amo, todos nos giramos en su dirección para quedar estupefactos.

¡El amo Kenji vestido de civil! Ya no estoy segura de haberme despertado esta mañana, esto parece un sueño. No solo tenía un cómodo suéter de algodón azul, o unos informales jeans azul marino y unas zapatillas deportivas en negro y azul; sino que llevaba en una mano un tazón con sopa miso, en la otra su taza de té verde humeante y hasta el periódico bajo el brazo como el resto de los simples mortales. Todos menos Sergio nos quedamos sin palabras:

—Buenos días, amo—levanto la vista del crucigrama.

—Buenos días, Sergio—avanzaba a pasitos cortos hacia la mesa pues tanto la sopa como el té estaban a tope.

Recuperándose de la sorpresa, Yamam y Miriam se precipitan a ayudar a Kenji a llevar sus alimentos a la mesa. Pero antes de que puedan ponerse de pie él los frena diciendo:

— ¡Permanezcan sentados! Logro llevar hasta la mesa solo—puso el tazón y la taza sobre su puesto en la mesa— ¿Por qué nadie me responde?... ¿A dónde quieres ir Dafne? ¿Quién es el niño en la pantalla?—echaba hacia adelante la silla para acomodarse.

—Yamam va a ir a una convención de artículos para el hogar. Ese es Joshua, el hijito de Miriam—Y quiere que lo acompañemos—aprecie lo guapo y joven que lucia Kenji con ropa de calle.

— ¡Ah, es eso! Claro que puedes ir—todos en la mesa levantamos cejas y comisuras alentados. ¡Si iré, yei!—si Sergio va contigo—ay bueno, nada es perfecto—Así aprovechas y tomas ideas para redecorar la mansión—¡¿Qué escuchan mis oídos?!

Crónicas de mi Amo, Hijo segundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora