Capitulo 5, Temporada 4

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Debo enfrentarme a la inminencia de una realidad que he querido esquivar toda esta noche de persecución desenfrenada. La damita, Dafne y la señorita Jessie han sido secuestradas.

El que no llegue a mi mente más que un sospechoso posible sería una buena señal, sino se tratara del Bulgaro.

La coraza que me construí en más de treinta años de carrera no impide que mis sienes hormigueen, que mi violento palpitar golpee mi pecho y mi faringe sienta como azufre el aire que inhalo, ante la perspectiva de ver las heridas de la mascota humana de ese monstruo en la frágil y dulce Damita, en el amado ángel de mi mejor amigo.

Justo cuando me comía la cabeza intentando encontrarla la mejor manera de abordar al Bulgaro para que admitiera sin rodeos que tenía bajo su poder a las chicas y este en buena disposición para negociar el rescate, la señora Daisy me llamaba al teléfono:

—No es buen momento, te devolveré la llamada cuando pueda.

— ¡No vayas a colgarme! Ha acontecido algo que nuestro señor Presidente debe saber...—quería decirle que fuese lo que fuese, podía esperar pero no me dio oportunidad—La cuenta de la empresa ha recibido un depósito de $$$$$$ durante la noche...

—Son buenas noticias pero—quise apurarme a terminar la conversación.

—No creo que se trate de una buena noticia, la transferencia la realizo la cuenta con la que el Bulgaro pagaba. Creí que los negocios con ese hombre se habían acabado.

—Y así es, Kenji no quiere saber nada de él.

— ¿Qué significa este dinero ahora entonces?

— ¿De cuánto me dijiste que fue el deposito?

—De $$$$$$$—ese número me suena de algo.

Flashback.

El día de subasta en el que conocía a la Damita:

—Agregadle el 20% de $$$$$$(su oferta) a lo que ya he ofrecido, en efectivo, y esa es mi oferta final—dijo Kenji con voz potente y las voces entre el público se acallaron.

—¡¡Vendida al hombre del Armani!!¡Felicitaciones! ¡Muy buena compra!—estas palabras fueron mi permiso para hacer lo que quise hacer desde que la vi, quitarme el saco y cubrirla con el.

— ¡Quítale las esposas y llévala a la sala privada mientras yo me hago de los detalles del tramita!—Kenji la tomo de los codos y la impulso para que dejara el suelo.

Yo mientras pedía la llave a unos de los rinocerontes que la habían traído, en cuanto tuvo las manos libres procuro taparse mejor el cuerpo desnudo y al no sentirse tan vulnerable ya, me clavo una mirada curiosa de unos adorables ojos verdes.

Fin del flashback.

¡¡Es la suma que Kenji dio en la subasta por la Damita!! Esto es malo, es una terrible señal:

—Daisy...

—Sergio, no es necesario que me digas todos los detalles. Solo dime que puedo hacer para apoyarte.

— ¡Ve contactando con los bancos e inicia el proceso para retirar dinero de las cuentas!

— ¿De cuantas cifras la suma?

—Unas siete cifras.

— ¿Qué más?

—No vayas a informar a Kenji de esto... aun. Necesito tiempo para negociar.

—Negocia lo mejor que puedas pero asegúrate de conseguir que la devuelvan—quise decirle que eran dos las secuestradas, pero no tenía sentido ni propósito que lo supiera.

Crónicas de mi Amo, Hijo segundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora