Capitulo 19, Temporada 2

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Me seria de utilidad una ruleta de colores opuestos y complementarios, el rojo no funciono y el verde menos. ¿Con que color y en que tono se neutraliza el enrojecimiento amarronado que resulta del impacto de unos nudillos?

El bestia de mi amo es el que debería estarse quebrando la cabeza con este acertijo, no yo

Ni el vestido color plata con transparencias de encajes en mi espalda y escote en forma de corazón, ni el juego de pendientes y collar de diamantes, ni mis uñas esmeradamente barnizadas o mi pelo cuidadosamente ondulado, lo que me hace resaltar como un dedo hinchado es este hematoma mal disfrazado con una plasta de maquillaje sobre mi pómulo.

¡Que más da! ¿A quién le importa? Todos en esta mansión ya saben lo que paso y en cuanto Miriam vuelva también se dará por enterada. Solo espero que lo que pretenda hacer conmigo esta noche sea deprisa.

Salgo de mi habitación y bajo las escaleras sujetando el barandal, la perdida de practica ha hecho que en vez de un felino parezca un pato sobre mis tacones. Me dirijo automáticamente ya, como cada noche a las ocho, a el comedor para la cena pero Sergio me dirige con la mano a mi espalda hacia la puerta de entrada y al ver la limosina, la misma limosina que hace meses me trajo hasta aquí, con el motor encendido ronroneando frente a la mansión, desperté de mi letargo:

— ¿Qué está pasando, Sergio?—pregunte en tono de alarma.

—No pasa nada, damita, todo transcurre con normalidad—abrió la puerta para mí y al posicionarme en el asiento de cuero vi frente a mí, en el asiento opuesto, a mi amo con una mirada vacía y una expresión sombría.

¡No entiendo nada! ¡¿Qué rayos pasa?!

—Amo...—pensaba en como manifestarle mis dudas sin denotar mi nerviosismo.

— ¡No hables! ¡Escucha!—inclino el torso hacia adelante en la misma postura intimidante de aquel primer día—¡Óyeme bien! Solo lo diré una vez:... ¡Compórtate!—volvía a poner la espalda en el respaldo.

¿Qué me comporte? ¿Por qué me dice esto ahora? ¿Ahora por qué esta de mal genio? ¿A dónde vamos? ¡¿Qué ocurre?! Todas estas dudas y tenemos permanecieron dentro de mi mente, no me atrevía a abrir la boca.

Contemplaba el bosque envuelto en tinieblas, solo ligeramente distinguibles las siluetas de los arboles por el resplandor lunar. Dando un vistazo por la ventana trasera de coche vi como la mansión ya no era más que una mancha borrosa entre los árboles y desaparecía en la lejana oscuridad Me entro una agobiante ansiedad, me imagine que aquella sería la última vez que vería la mansión, o en realidad, la última vez que al quien en la mansión me vería a mí. Que mi existencia seria borrada de esta vida como esclava, como la subasta borro mi nombre de la sociedad californiana, y la inocente jovencita del valle ya jamás regresaría, no sin un lugar a donde ir, no a una casa vacía.

Las luces potentes de la metrópolis infundían a las calles una sensación diurna, para cuando mi lógica me llevo a la conclusión de que iba de camino al matadero, mi amo ya antes lo había asegurado, que podría salir para que me llevaba con el Bulgaro.

Dijo que no me entregaría a él, pero ¿considerará que estar a su disposición por una velada seria entregarme? ¿O lo consideraría menos grave?

¿Comportarme equivaldría para él a que me deje colocar dócilmente bajo ese Bulgaro en la cama? ¡O peor aún, quedar atrapada entre él, su crueldad y su látigo? A mi mente la atormentaban tantos pensamientos nefastos que termino convencida de que lo mejor que me podría pasar esta noche seria que me lleve para ser marcada por el Bulgaro.

¡Quiero llorar! Preferiría rogarle a Kenji, que haré todo lo que me ordene, lo que sea. Con tal de no ver a ese hombre. Que elegiría recibir otro castigo del amo antes de que volviera a estamparme contra la mesa para manosearme. ¡Tengo frio y siento miedo!

Crónicas de mi Amo, Hijo segundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora