Capitulo 35, Temporada 3

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¡Recordarme quien soy y quien es él! Un cabron es lo que es y yo una tonta por pensar que el hombre que consigue sus mujeres en una subasta se volverá el príncipe de mi cuento, haciéndome su princesa.

Me veo en el espejo de la coqueta de mi antigua habitación, a mi rostro queriendo a disfrazar de rabia mi desilusión. ¡Oh, Kenji! Se bien que me prefieres por debajo de tu cintura, ¿pero porque esos meseros tenían que saberlo? Te aborrecería si no te amara tanto. Por eso mejor no vengas a agraviarme, déjame en paz tan solo por esta noche.

— ¡Dafne!—era mucho pedir—Te había estado buscando por toda la casa—dijo casi en reproche desde el marco de la puerta.

— ¿Por qué no usaste el localizador?—me dispuse a quitarme los pendientes, hablándole a su reflejo en el espejo.

— ¡Que graciosa!—¿para qué siquiera dices eso si a leguas se nota que no te divierto?—¿Qué haces aquí?—camino en mi dirección.

—Dormiré aquí esta noche—me di la vuelta para hablarle directamente.

— ¡No digas tonterías!—poso su mano en mi hombro— ¡Ven conmigo al ala oeste! Tenemos cosas de que hablar—me tendió sus manos, tentadoras.

—No tengo ganas de hablar—me puse de pie, dándole la espalda.

—Si no te da la gana de hablar conmigo ¿Cómo propones que arreglemos las cosas?—capturo mi muñeca, reteniéndome.

— ¡Kenji!—me queje, intentando deshacer su agarre con la otra mano—No quiero hablar "ahora", estoy cansada. Ya hablaremos mañana—logre que me soltara pero me seguía muy de cerca.

— ¡Oh, no! Ni pensarlo...—ya a un lado de la cama me hace girarme hacia él, para recriminarme en la cara—Tu decidiste iniciar esta discusión absurda esta noche y no la dejaras para mañana—mis labios se curvaron en forma de O de la estupefacción.

— ¡¿Yo inicie?! ¡¿Discusión absurda?!—el cerebro me hacía implosión.

—No fui yo el que te acribillo a preguntas ¿o sí?—me reñía ceñudo—Creo que eres la única persona en este mundo que se molesta por que le ofrezcan invertir en su empresa—no entiendes nada.

—Es que tú no tendrías que invertir, con mi patrimonio me basta para fundar mi propia empresa. Si es que en verdad estás haciendo los trámites para devolverme mis documentos y mi herencia—abría la boca para contestarme pero me adelante— ¿Es que siquiera estás haciendo los trámites para conseguirle la residencia al hijo de Miriam? Se le rompería el corazón si no estás intentando reunir a su familia.

El rostro de Kenji paso de expresar la más pura estupefacción a no reflejar nada, el amo estoico de un semblante vacío volvió sin previo aviso, venido como sacado de aquel primer día en la subasta y volver a verlo me sobresalto.

Pero nada me descolocaría tanto como lo que haría a continuación...

Me atrapa los hombros y antes de asimilara que me ha dado la vuelta con la misma rapidez y facilidad que a un trompo, su mano en mi nuca catapulta todo el peso de mi cuerpo balanceado en el delicado equilibrio de mis tacones de aguja, a estrellarse contra la mesita de noche del lado izquierdo de mi cama. Dejándome ilesa pero lamentando la muerte inminente de la victima de este choque, la lámpara.

Siento mi pulso sacudirme el pecho y mi respiración ya es solo un jadeo, me sacude el shock la colisión del cuerpo de Kenji contra mi espalda. Mi torso es expulsado hacia adelante y en un movimiento tan fugaz como certero, la ajustada falda del vestido esta plegada alrededor de mi cintura. La próxima presa pretendía ser mis bragas pero me aferre a ellas como leona a sus cachorros.

Crónicas de mi Amo, Hijo segundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora