Del Expreso de Hogwarts

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Había mucha gente en la estación. 
Amara se despidió de sus padres y subió al tren. Estaba perdida en sus pensamientos cuando Malía entró en el compartimento.
-Te busqué por todas partes.- Le dijo cerrando la puerta.- Este año hay muchos nuevos.
-La estación estaba llena...- Suspiró la castaña acomodándose en su asiento.
Malía y Amara se habían conocido en el primer año, ambas habían sido seleccionadas en la casa de las águilas: Ravenclaw. 
-Puedo sentarme?- Preguntó Marcos abriendo levemente la puerta. Amara rió.
-Tienes que preguntar?- Malía lo invitó a sentarse. La puerta se estaba cerrando cuando Sebs la detuvo con la mano.
-Amores míos!- Exclamó dejándose caer sobre ambas jovencitas.- Díganme que me extrañaron.- Sonrió.
-Qué creen que pasará este año?- Preguntó Marcos.- Ya estamos en quinto curso...
-Supongo que tendremos que estudiar para los TIMOS.- Se encogió de hombros Amara.
-Todo lo que piensas es estudio?- Rió Malía.
Habían pasado 5 años desde que se conocieron, pero cada viaje en el tren les parecía cada vez más maravilloso.
A medio viaje Ariel y Fernando, un curso menor, llegaron al compartimento. Todos conversaban animosamente cuando Malía cayó en un profundo sueño. El viaje era largo. Al cabo de un rato, Ariel y Fernando salieron. Malía se removía en su asiento mientras los otros tres amigos conversaban.
Amara comentaba lo mucho que había que esforzarse para pasar los TIMOS y Sebs le decía que los exámenes serían pan comido para él, cuando el tren se detuvo.
Ya era de noche.
-Malía, vamos.- La removió Amara.- Va, Malía que ya nos estamos quedando atrás.
Malía se estiró sobre el asiento y miró a Amara con una sonrisa.
-Hey! Hace 5 años nos conocimos!- Exclamó.
-Vamos.- Rió la nueva prefecta jalándola del brazo.
Salieron del tren y se subieron a las carrosas. La castaña divisó a los espeluznantes caballos alados. Nunca le parecieron especialmente atractivos. Sebs y Marcos las esperaban.
-Se tardaron mucho.- Dijo Sebs a modo de reproche. 
Los carros tirados por la nada fueron avanzando hasta las puertas del Castillo.
Marcos escuchó a Hagrid vociferando a lo lejos.
-Los de primer año, por aquí!
Entraron por las puertas principales, dirigiéndose al Gran Comedor.
Como cada año, estaba decorado con esmero.
Jonathan se acercó corriendo.
-Cómo estuvieron sus vacaciones?- Sonrió.
Todos continuaron charlando hasta que comenzaron a entrar los nuevos alumnos, guiados por la profesora McGonagall. La ceremonia de selección estaba por comenzar.
Cada uno se sentó en su respectiva mesa y quedaron atentos a las palabras de la elegante maestra.
Alen y Valeria estaban dentro de las alumnas de primer año, nerviosas. Qué casa sería la adecuada para ellas?
Rosie, que estaba justo detrás de ellas, ya estaba resuelta, ella era una Gryffindor hecha y derecha.
Cuando la profesora comenzó a llamar, todos guardaron silencio.
Habían 2 chicas que llamaron la atención de Malía y Amara.
-Ellas dos serán Ravenclaw.- sentenció Malía.
La primera chica, Valeria, pasó adelante cuando fue llamada.
El sombrero se tardó sólo unos segundos. Muy pronto gritó:
-Ravenclaw!
Todos aplaudieron.
Valeria fue corriendo hacia la gran mesa de azul y se sentó cerca de Ariel.
-Qué emoción! Nunca creí calificar para ser una Ravenclaw!- soltó apenas se sentó.
-Bienvenida!- saludó Ariel.- Te encantará todo. Soy Ariel.- Sonrió.
-Valeria.- contestó la muchacha.- Pero eso ya lo sabías.
La conversación continuó animada hasta que la segunda chica pasó hacia adelante.
-Ravenclaw, Ravenclaw.- Susurraba espectante Malía.
-Será Hufflepuff.- Dijo Amara con suficiencia.
Alen se sentó en el taburete de madera, nerviosa.
-HUFFLEPUFF!- Gritó el sombrero.
-Paga.- Rió Amara estirando la mano.
-No puede ser que todos los años hagamos esto y pierda!- Malía se quejó sacando 5 galeones del bolsillo de su túnica.
La ceremonia terminó y pronto las mesas se desbordaban de comida de todo tipo.
Helena Ravenclaw apareció sin más en el Gran Comedor acompañada de otros fantasmas. Se acercó, saludando discretsmente a los alumnos. La Dama Gris siempre fue una señorita de pocas palabras y la ceremonia de inicio de año no era una excepción.
Terminada la cena, Amara se puso de pie y se dispuso a guiar a los alumnos de primer año a la sala común.
-Que nervios... Es mi primer año como prefecta.- susurró para Malía.
-Lo harás bien, dulzura. No es tan difícil como parece.- Guiñó un ojo.
Malía había sido una prefecta impecable el año aterior.
-Ravenclaw! Por aquí!- Exclamó Amara, llamando la atención de los alumnos de primer año. Y así comenzó el recorrido hasta la sala común.
La nueva prefecta se esforzó en destacar cada salón y pintura en los pasillos del enorme colegio.
Al pasar por el pasillo de la planta baja, se toparon con Sebs, el nuevo prefecto de Slytherin. Ambos prefectos se saludaron a la distancia y siguieron su rumbo.
Al llegar a la Torre de Ravenclaw, Amara se detuvo y se volteó.
-Esta es nuestra sala común y dormitorios! Para entrar, deben responder el acertijo del Águila.- Valeria levantó la mano.- Qué sucede?
-Y qué tal si no puedo responderlo?
-Pues... Debes esperar a que alguien pueda.- Amara se encogió de hombros y dio media vuelta para mirar fijamente al Águila de bronce en la puerta sin cerradura.
-Qué criatura camina en cuatro patas por la mañana, en dos por la tarde y en tres por la noche?- El Águila formuló.
-Alguien quiere responder?- Preguntó Amara.
-El hombre?- Dijo una vocecita al final de la fila. La puerta se abrió.
-Excelente! Quién fue?- La niña de acercó con cautela.- Tu nombre?
-Angie...
-Muy bien, Angie. Bienvenida a Ravenclaw.

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