Puertas Adentro

Especial Año Nuevo

Las 9 de la mañana del 31 de diciembre estaba haciendo presencia en el castillo dónde todos los chicos dormían plácidamente, o bueno casi todos, Rosie tenía a su equipo de quidditch entrenando arduamente desde las 6 de la madrugada, estaba decidida a ganar la copa de quidditch o al menos dar una buena pelea, las cazadoras Paz, Chini y Alex esquivaban las bludgers de Nico con gran habilidad mientras que el otro golpeador hacia su mejor esfuerzo para desviarlas pero su compañero era demasiado bueno con el bate, Rosie gritaba órdenes y consejos desde los aros y Caro sobrevolaba el campo mientras buscaba furtivamente la snitch, todos estaban deseando que la atrape querían volver a sus camas y disfrutar que podían dormir mucho más ahora que estaban de vacaciones.

— ¡Bien, creo que fue suficiente! — Gritó Rosie. Todos soltaron un suspiro de alivio y bajaron al campo formando un semicírculo.

— Rosie, la próxima vez que propongas un entrenamiento tan temprano te dejare calva. — Se quejó Alexia.

— Tenemos que entrenar si queremos mejorar como equipo, aún faltan pulir algunas cosas. — Contesto la capitana cruzándose de brazos. — Ahora vamos todos a los baños y luego a desayunar o pueden seguir durmiendo.—

Todo el equipo se dirigió a las duchas arrastrando sus escobas ansiando llegar a las duchas para descongelar sus cuerpos helados.

Por otra parte, en la sala común de Hufflepuff habían decidido organizar un desayuno privados para todos los integrantes de la casa.

— ¡Me encanta esta época del año! — Exclamó Joaquín tomando un sorbo de chocolate.

— A mi también, en especial porque no hay que preocuparnos por los exámenes. — Agregó Hillary con una sonrisa.

Natalia y Marcos eran ajenos a la conversación ya que estaban en una intensa partida de ajedrez mágico, hasta que un olor dulce llegó a sus fosas nasales Fernando había entrado con una bandeja llena de medialunas, bizcochos, tostadas y varios dulces, se acercó a la ronda y Marcos y Tomás le hicieron un espacio para que se sentara.

— ¡Medialunas! — Chilló Natalia estirándose para tomar una, pero Tomás agarró la bandeja primero y la arrastró hacia él con una sonrisa burlona. — ¡Hey! — Se quejó la tejona haciendo un puchero mientras los demás reían.

En cambio en las mazmorras de los Slytherin se estaban apenas levantado para ir a desayunar al gran comedor.

— ¡Ya te dije que yo no tengo tu estúpido peine! — Gritó Franco por tercera vez.

— ¡Eres el único con el que comparto habitación! — Contestó Sebs. — Y no está donde lo dejé. — Franco Revoleó los ojos y se sentó en el sillón.

— Pues yo no lo robé. 

Vic, que estaba cansada de escuchar las quejas de su prefecto subió a la habitación de Diana, Aixa y Andrea, Halsey que se pasaba de visita también estaba ahí.

— ¿Por qué pelean esta vez? — Preguntó Aixa mientras acomodaba su corbata.

— Un peine. — Contesta Diana mientras se peinaba.

— Desde que Fernando se fue esos dos no han dejado de discutir por bobadas. — Comentó Andrea mientras se ataba las zapatillas.

— Pero él está mejor en Hufflepuff. — Se encogió de hombros Halsey. — No sabe apreciar lo bueno. — Guiñó un ojo.

Las chicas rieron y una vez que estuvieron listas bajaron a la sala común donde encontraron a Franco aún sentado en el sillón y a Sebs desordenado el lugar buscando su preciado peine.

— Gracias por el préstamo, el mío se rompió. — Dice Diana dejando el objeto que tanto buscaba el prefecto.

— ¿Quién te dio permiso de tocar mis cosas mocosa? — Pregunta el rubio enojado.