Las semanas se pasaron volando y la gran final de quidditch ya había llegado. Por fin los Gryffindor se enfrentarían contra el último equipo. Todo el castillo se había levantando (exceptuando a aquellos a los que no les gusta el quidditch) para ver quién se quedaría con la copa.
Hufflepuff había ganado el año anterior, sin embargo este año había perdido contra Slytherin y Ravenclaw, quedando en el último lugar sin opción a repuntar. Slytherin había ganado contra Hufflepuff, pero perdido contra Ravenclaw (de manera muy humillante para cierto rubio) y contra Gryffindor en un partido un poco más emocionante que estuvo muy peleado. Ravenclaw y Gryffindor habían ganado todos los partidos, la pelea estaba reñida entre ambas casas, había una muy pequeña diferencia de puntos y los dos equipos habían pulido sus estrategias con excelencia y pulcritud, por desgracia el clima no ayudaba. Ambos equipos estaban nerviosos esperando en los vestuarios que anunciaran el inicio del partido.
— Deja de preocuparte Malía. — Animó Laura mientras se cambiaban. — No nos asustamos por un poco de lluvia. —
Pero no era sólo un poco de lluvia, el viento era tan fuerte que se tambalearon un poco hasta llegar a la cancha, los estruendosos truenos imposibilitaban a los equipos saber si el público los alentaba, aunque las que peor la estaba pasando eran Allen, Miranda y Amara (muy triste aún), la lluvia mojaba el cristal de sus gafas, lo que las convertía en un peligro andante.
Los Gryffindor también entraron al campo por el otro extremo. Rosie se acercó a Malía para estrechar su mano, ambos equipos se subieron a la escoba, como no podían escuchar nada quedaron a la espera de que su querida profesora de vuelo moviera los labios dando inicio al partido. El silbato sonó distante y estridente pero era lo único que necesitaban escuchar.
Al cabo de cinco minutos todos estaban empapados hasta los huesos, temblando de frío y castañeando los dientes, Miranda apenas podía ver a sus compañeros cazadores, ya se le había caído la quaffle más de una vez, Caro e Issy sobrevolaban la cancha de un lado a otro en busca de la snitch para acabar con tal sufrimiento, Neidy apenas y pudo esquivar a las bludgers que Laura lanzaba al aire, pues con el viento daba igual la dirección en la que bateara, iba a ir hacia cualquier otro lado de todas formas.
Pronto habían perdido la noción del tiempo, después del primer relámpago el silbato sonó, Madane Hooch le hacía señas a ambos equipos para que descendieran.
— ¡Hemos pedido tiempo muerto! — Gritaron ambas capitanas.
El equipo de Malía se agrupó bajo un enorme paraguas a la derecha y el de Rosie a la izquierda.
— ¿Cómo va el marcador? — Quiso saber Nico.
— Cincuenta puntos en contra, Caro tienes que atrapar la snitch, sino seguiremos jugando hasta la noche y, no se ustedes, pero yo no quiero pasar mis últimos días en cama. — Contestó Rosie.
— ¡No puedo seguir con esto! — Se queja Miranda señalando sus lentes.
Por suerte esta vez Amara estaba en primera fila y se acercó al equipo corriendo, sin un paraguas, pero con su varita en mano, aunque el cielo se caía a pedazos, la prefecta sonreía ampliamente.
— Yo puedo ayudar con eso. — Sacó su varita del bolsillo y apunto a las gafas. — Impervius. Listo, ahora repelen el agua. — Malía se abalanzó y la besó sonoramente, haciendo que la cara de Amara se tornara completamente roja y confundida.- P...P...Pero...
— Por estas cosas es que amo que nos hagas pasar horas estudiando en la biblioteca. — Chilló Malía y dio la orden. Volvieron corriendo alncampo.
Después de eso todos volvieron al juego. El hechizo de Amara había funcionado, todos estaban entumecidos de frío y más empapados que nunca en su vida.
Un rayo cayó cerca de Ari y un trueno lo siguió, las buscadoras sentían mucha más presión.
Sebs estaba indignado en las graderías. No podía permitir que Ravenclaw ganara. No después de la humillación que había sentido por su culpa. Pero, ¿Qué podía hacer?.
La tormenta no amainaba. Rosie tuvo que pedir tiempo muerto otra vez. Eso le dio una idea a Sebs. Corrió gradas abajo y se acercó al equipo. La voz de Rosie estaba quebrada, ya no podía entre gritos y lluvia.
-Que esto les sirva. No me dejen en vergüenza.- Dijo el prefecto haciendo un encantamiento con su varita, secando las capas y cabellos de todos los del equipo. Amara lo vio en la lejanía y profirió una exclamación. Sebs se volteó y le guiñó el ojo en forma de burla. ¿Acaso creía que sólo ella sabía usar la varita? Pues no, y no iba a permitir que una sabionda insufrible arruinara la derrota de Ravenclaw.
Volvieron al campo y el juego continuó. Ravenclaw aún ganaba el partido, Rosie tenía las esperanzas honestamente perdidas. El viento no cedía y los truenos y los rayos eran cada vez más frecuentes. Todo Hogwarts estaba espectante a lo que podía pasar y la snitch seguía sin aparecer.
Laura se acercó a su compañero golpeador, Yoan, y le sugirió que hicieran el Dopplebeater Defence que habían practicado tantas veces, que consistía en que ambos golpeadores le pegaran a una bludger simultáneamente haciendo que la pelota adquiera mucha más velocidad y potencia. Juntos buscaron una bludger y la enviaron directo a Alexia, o eso creyeron.
Madame Hooch vió todo en cámara lenta, Malía cayendo de su escoba, aterrizando inconsciente en el piso. Los golpeadores habían calculado mal y Alexia esquivó la bludger a tiempo para anotar mientras la guardiana de Ravenclaw caía. Laura lanzó un grito que fue aplacado por el sonido del rayo que iba cayendo.
La capitana de las Águilas no era la única que estaba herida. Nico había alzado el bate para golpear la bludger que se dirigía hacia él, pero el rayo lo alcanzó.El partido seguía. Miranda no conseguía anotar ningún punto. Ari tomó el lugar de Malía, no dejaría pasar ninguna quaffle, ni pensarlo.
-¡Sobre mi cadáver!- Gritó, atrapando la pelota de cuero que Neidy le lanzaba y devolviendola al juego.
Issy no veía nada, la snitch no aparecía. Caro sobrevolaba el campo buscando, pero no habían destellos ni alas ni un zumbido que diera nociones de la finalización del partido.
Llevaban más de seis horas de juego. Amara había ido a enfermería a ver a sus amigos. Malía ya estaba seca, pero aún no despertaba. Nico yacía en la camilla de al lado, chamuscado, pero vivo. Natalia sostenía su mano con delicadeza.
Rosie pateó la quaffle de Miranda en el aire, lanzando un grito de guerra. La cazadora quería llorar. Estaban demasiado cansados. Las piernas temblaban, los dientes castañeaban, los ojos lloraban y las bocas gritaban que no podían más.
Issy vio de reojo el destello dorado. Ni siquiera lo pensó. Se aventó en dirección contraria al viento, intentando alcanzar la pequeña esfera alada. Le parecía chistoso recordar su primer entrenamiento, cuando la snitch parecía apenas un pajarito dorado tierno y dócil. Rezó para que Amara no la escuchara.
-LA PUTA MADRE, VEN AQUÍ PELOTA DEL DEMONIO.- Estiró la mano, tan sólo un poco más y sería suya.
Aimar lo percibió todo en cámara lenta. El silbato, el júbilo, el público sobre el equipo ganador y la copa alzada entre la multitud.
Había finalizado.
Dentro de la sala común todo era fiesta y gritos. Ninguno podía creerlo. Habían ganado la copa, todo el esfuerzo, los entrenamientos a las seis de la madrugada, los gritos y los golpes de la quaffle en sus cabezas, las amenazas y las risas habían tenido resultado.
Los únicos que no participaron de ninguna fiesta o derrota fueron los trece jugadores de los equipos, que descansaban como maderos en sus camas, calientes y cómodos, con los cuerpos dolientes, pero satisfechos. Rosie no podía dormir. Había estado llorando las últimas horas, abrazada de Andrea, mientras Joaquín le servía chocolate caliente.
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Puertas Adentro
FanficUn grupo de estudiantes reciben su carta para asistir a Hogwarts. De todas partes del mundo se encuentran en el Hogwarts Express. ¿Qué pasará con nuestros queridos pupilos?