Capítulo 29 La noche de bodas

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Créditos a Romijuri 

_ Al fin solos murmuró  el  hombre mirando a su esposa  con  profundas pupilas llenas de ansiedad.
_ Si, al fin. Afirmó ella.
_ Vamos amor, indica el camino que nos llevará al cielo. Sonrió pícaramente para después darle un beso apasionado, la atrajo a su cuerpo y sus labios besaron su cuello,  su nuca y su oreja lo que le hizo cosquillas, ella imitó sus movimientos
_ Vaya pecosita si empezamos así aprenderás rápidamente.
_ Quiero aprender
_ Entonces vamos.
Candy llevó a su esposo a su habitación, la que había sido acondicionada para los recién casados con rosas Champagne,  chocolates y dátiles, había también velas que hacían  la iluminación  muy romántica.
Antes de entrar Terry cargó en brazos a su amada.
_ Terry ¿ Qué  haces? Le dijo risueña
_ Es la tradición, quiero que todo sea perfecto para ti.
_ Ya es perfecto, estamos juntos.
_ Te voy a dar más razones para estar feliz.  Agregó el joven sonriente.
Al llegar a la habitación Terry la colocó en la cama suavemente.
_ Terry debo quitarme la tiara y los aretes.
_ No, déjame hacerlo a mí.
Con toda delicadeza la fue despojando de tiara,  aretes,  collares, sortijas menos del aro y con cada cosa que quitaba iba depositando tiernos besos.
Candy no pudo resistir,  lo abrazó y lo besó apasionadamente mientras le decía: Te amo tanto Terry, todo el tiempo que estuvimos separados me parece tan sombrío y obscuro.
_ Eres mi luz, por estar al fin así, valió la pena vivir todo,  ahora  eres mi esposa y quiero olvidar todo el tiempo de nuestra separación como si no hubiese existido.
Mientras conversaba, ella distraídamente también le quitó el saco y desabotonó  el chaleco.
_ Amada mía ésta es tu noche. Déjame continuar, quiero verte desnuda.
Candy se sonrojó, no podía evitarlo, las emociones eran demasiado intensas.
_ Ahora somos uno Candy, nada de lo que hagamos debe avergonzarte, somos una piel, unidos por la ley de Dios y de los hombres.
_ Lo sé. Se que en un momento seremos uno y ya nada nos podrá separar.
Terry continuó desabotonando, deslizando y acariciando su níveo cuerpo sin dejar de besar cada parte  de piel descubierta. Cuando estaba solamente en ropa interior Terry tomó las manos de su pecosa colocándolas sobre su pecho para que sintiera su corazón y permitió que ella le sacara la camisa.
¡Que hombre más hermoso veían sus ojos! perfecta creación de Dios, su piel suave que iluminada  la luna, parecía una estatua de mármol esculpida por algún famoso artista, su olor fresco  la inundaba y esos  penetrantes e hipnóticos ojos azules la seducían.
Mientras  él sentía que soñaba, por fin tenía a su amada, la mujer que había soñado, imaginado , añorado, la única siempre en su corazón, yacía casi desnuda entre sus brazos, mirándolo ansiosamente y con deseo.
Terry procedió a quitarle las últimas prendas mientras la besaba, se detuvo entre sus blancos montes para beber de ellos, su boca se apoderó  tierna y deliciosamente de sus pezones, haciendo que ella suspirara y luego se quejara despacito por el placer  que estaba sintiendo, mientras que  acariciaba los sedosos cabellos de su esposo.

El disfrutaba  con sus labios de sus montes mientras deslizaba hacia abajo la última prenda.
Candy al sentirse desnuda quiso taparse con las manos, pero él no se lo permitió y le dijo con una voz extremadamente dulce:
_ Candy déjame tomar lo que ya es mío y regálame tu sensualidad de mujer.
Sin decir más fue hacia el sur, dejando una huella de besos por su vientre, sintiendo que el  cuerpo caliente de su recién estrenada esposa, ya estaba preparado para recibirlo. Candy  lo deseaba con mucha intensidad, tanto que poco a poco fueron muriendo sus pudores y se dejó arrastrar por la pasión,  abriéndose como una flor se abre y suelta su perfume para ser polinizada.
No podía creer lo que estaba sintiendo, era tan intenso, ardía, sentía que su corazón se había apoderado de todo su cuerpo y el latido de éste la inundaba.
_ Ah, ah se puede morir de amor. Susurró cerrando los ojos.
_Quiero que encuentres vida en éste acto de total entrega.
Candy curvaba su cuerpo en éxtasis, mientras él saboreaba su esencia de mujer.
 Ya desnudo y excitado dejó ver su poderosa virilidad iluminada a través de la luna y al sentirla lista para recibirlo se posicionó sobre ella.

Recuerdos y esperanzasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora