Capítulo 30 UN DÍA LA MALDAD SE PAGA

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Los nuevos esposos salieron a Chicago muy felices , no llevaron demasiado equipaje puesto que todo sería embalado por personal de los  Ardley. Candy se había dedicado parte de la tarde a escoger algunos vestidos que le gustaban más y los demás los regaló a Dorohty.
La rubia fue a despedirse del portal de las flores  de la tumba de Anthony y de Alistair, mientras Terry hacía unas llamadas telefónicas.
_ Nunca los olvidaré,  siempre estarán presentes en mis recuerdos y en mi corazón, vivirán en ellos, se dijo así misma mientras unas lágrimas rodaban por sus mejillas,  ambos muchachos habían sido parte importante de su vida y aunque era completamente doloroso su pronta partida del mundo ambos le entregaron alegría y experiencias bellas.  Miles de muchachos jóvenes habían perdido la vida en la gran guerra y luego con la gripe mal  llamada española, muchos hogares se habían teñido de luto, pero la vida continúa, ya eran los fabulosos años 20, década en que se respiraba una alegría y optimismo antes de la debacle económica.

Partieron en la mañana temprano y llegaron justo para almorzar a la casa de Chicago donde Albert,  Archie y Annie los estaban esperando para almorzar se habían dado un tiempo libre en sus obligaciones para despedir a los recién casados. Se prometieron visitarse y estar continuamente en contacto entre besos abrazos se despidieron de noche después de cenar puesto que el tren expresó a New York partía temprano en la mañana.
El duque de Granchester y Eleonor Baker habían viajado un día antes, llevando con su personal los regalos de boda y la mayoría de equipaje de ambos puesto que no querían que la prensa los pillará por ser demorados al tener que esperar las maletas.
Antes de su partida Richard Grandchester tuvo algunas entrevistas interesantes. Tenía conocidos adinerados en la ciudad y se había encontrado en el hotel con algunos de ellos, pero el que llamó más su atención fue Jonathan Brown, hijo de un magnate que se había convertido en un nuevo rico por el descubrimiento de oro en sus tierras, tenía cerca de 40 años, no era mal parecido, pero era conocido por sus formas francas, en ocasiones no muy caballerescas y su 'poca tolerancia a las personas pre juiciosas o que se enorgullecían de un abolengo que él no tenía. El caballero era viudo y estaba buscando una esposa rica y dónde invertir el dinero de sus negocios, para él todo era posible y no había reto que dudara en afrontar.

Después de saludarse cordialmente se habían puesto a conversar:

_Dime Jonathan, ¿Aún estas buscando una esposa?

-Así es Richard, la anterior mujer que tuve era muy débil, no me dio hijos y necesito herederos.

_Pues conozco la candidata perfecta para ti, es muy hermosa, de una familia rica, donde podrías invertir tu dinero y sin duda alguna saldrías ganando, pero con un pequeño detalle.

- Parece muy interesante Richard y ¿qué detalle es ese?

- Parece que..... tiene mal carácter.

-¿Pero es hermosa?

-Tanto como caprichosa

-¡Ja, ja ,ja ¡ Ese será un aliciente para mí, me gusta domar fieras ¿De qué familia es?

- Es familia de los Ardley, se llama Eliza Lagan

-¡Oh! ¿Familia de William Ardley?

-Así es, tienen negocios en La Florida. Una cadena de hoteles.

-Ese es un negocio próspero, sobre todo por el clima cálido y las playas. La señora Elroy Ardley me pidió de favor, que le presentase un partido perfecto para la señorita Lagan y sabiendo de tu interés por encontrar una esposa idónea, pues pensé en ti.

-Te lo agradezco Richard. Elroy es una mujer pegada a la antigua, según sé.

-En efecto, por eso debes hacerle una oferta al padre que no pueda rechazar. El señor Lagan es un hombre muy ambicioso y tengo información de que está buscando socios inversionistas para ampliar sus hoteles.

Recuerdos y esperanzasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora