Capítulo 32 EL ESCÁNDALO

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Terry tuvo que continuar con sus ensayos para regresar a la obra de teatro, tenía que cumplir lo que le restaba del año antes de poder irse a una luna de miel de verdad en Escocia. Era principios de Agosto, hacía calor y ambos estaban muy animados con la expectativa de su nueva vida, de conseguir una casa para vivir más holgadamente y la posibilidad de tener hijos, tenían muchos planes y debían empezar con adquirir una casa. El Duque de Granchester les había ofrecido regalarles una, pero Terry se opuso terminantemente y para que su padre no creyera que era por resentimiento le dijo que quería construir con su propio esfuerzo al que llamaría su hogar:

Richard- Pero hijo yo tengo las posibilidad de poderte dar una casa como mereces por ser mi primogénito.

-Padre agradezco tu ofrecimiento, pero quiero tener la experiencia de construir mi hogar con mi propio esfuerzo, por favor, sé que lo haces porque quieres lo mejor para mí, pero yo deseo hacerlo con mi esposa.

-Está bien te comprendo Terence, pero no me prohibirás acompañar a mi nuera a ver las casas, es preferible que no vaya sola, mientras estás en los ensayos.

-Mi madre se ofreció a acompañarla, pero si también quieres ir, no me opongo, mientras más acompañada esté me sentiré más tranquilo. Aunque ella es bastante independiente.

-Tengo entendido que quiere trabajar.

-Ella es enfermera y quiere ejercer su profesión. Yo no le pienso prohibir nada que la haga feliz.

-Todavía la prensa no sabe que te casaste, pero en algún momento se enterarán.

-Espero que eso demore bastante, todavía puedo salir con ella tranquilo.

Y así era, después de los ensayos, como Terry era muy profesional, terminaba sus diálogos rápidamente y buscaba tiempo para pasear con su esposa por las calles de New York. Salía con una peluca rubia que le causaba mucha gracia a Candy, más  lentes y un gorro.

-Jajajaja Terry con esa peluca pareces mi hermano.

-No se burle señora Granchester, gracias a ésta peluca vamos a poder pasear en paz, sin que nos molesten.

-Muy bien señor Granchester ¿A dónde me piensa llevar?

-A la estatua de la libertad y a pasear por el río Hudson.

Pasearon por New York muy felices, Terry se sentía libre después de tanto tiempo en esa ciudad en la que se ahogaba de tristeza meses antes. Le parecía increíble, cómo un estado de ánimo podía cambiar la forma de ver una ciudad. Ahora la sentía más alegre, iluminada y hasta bonita porque estaba con ella, con la luz de su vida. Para Candy esa ciudad que había sido vetada por su corazón, ahora se abría nueva como su nombre, era un redescubrimiento, como verla por primera vez, el verano la hacía lucir alegre y llena de gente, que para sus ojos lucían particularmente felices. Comieron dulces, caminaron por las calles principales, subieron a la estatua de la libertad, se pasearon por el río Hudson y llegaron muy cansados a casa de Eleonor para recoger a Clint, que se había quedado en su amplio jardín.

Eleonor- Chicos quédense a cenar con nosotros.

Candy- No queremos molestarla.

Eli- Saben que no es molestia sino una inmensa alegría tenerlos aquí

Terry- ¿Y mi padre?

Eli- Fue a su hotel, pero no tardará en llegar, viene a cenar hoy.

Terry- ¿Viene siempre?

Eli- Viene seguido, sobre todo desde que llegaron. Tenía mucha ilusión de regalarte una casa, pero como quieres construir con Candy tu propio nido y es tu derecho, pues ahora quiere acompañar a Candy a conseguir una muy bonita.

Recuerdos y esperanzasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora