12

187 21 77
                                    

David

La clase estaba a punto de comenzar, y él aún no había aparecido. Estaba nervioso, Joe era de esas personas que acostumbran a llegar 10 minutos antes a los sitios. Que llegara tarde era preocupante.

-¿Puedes calmarte? - el tono de Caleb sonó muy tosco - Me estás poniendo nervioso hasta a mi.

-Cállate - exigí - Es muy extraño que Joe llegue tarde.

-Quizás se ha quedado dormido - bufó.

-Lo dudo mucho, la verdad...

Entonces, la puerta se abrió de golpe, mostrando a Joe exhausto, respirando con fuerza, debía haber corrido. Vio que el profesor aún no había llegado, y se dirigió hacia su mesa, dejando su bandolera, sentándose en su silla y apoyando la cabeza en la mesa.

Caleb me dedicó una mirada algo confusa. Él entendía tan poco la situación como yo. Ambos nos dirigimos hacia el portero, el cual nos miró con sus ojos añiles. Se le veía cansado, no por el hecho de haber corrido, sino de haber dormido poco.

-Joe - dije con una voz amable - Oye, ¿qué te ocurre?

-Nada - dijo con un tono muy flojo - He dormido muy poco.

-No te preocupes, no es difícil darse cuenta - se burló Caleb.

Le di un ligero toque en el brazo, el cual le hizo ver que no me había gustado el comentario. Él me sacó la lengua, burlándose, y devolvió la mirada a Joe. Decidí dejarlo y centrarme también en mi amigo.

-¿Seguro que solo es eso? - le miré a los ojos - Vamos Joe, puedes hablar conmigo.

-Nosotros - corrigió el centrocampista.

Joe abrió la boca para decir algo, pero el profesor de historia entró por la puerta, anunciando que la clase iba a comenzar. Qué oportuno. Tuvimos que volver a nuestros asientos, dejando dentro de mi un sentimiento profundo de preocupación.

Estaba más que seguro que a Joe le ocurría algo grave, y no quería hablar. Ya hacía días que sospechaba, pero lo del día anterior terminó de confirmar mis sospechas. El hecho de que me pidiera que no lo terminara de acompañar hasta su casa no me hubiera extrañado, si no fuera porque me lo dijo con un nerviosismo muy palpable en sus palabras. Cuando Joe estaba sometido bajo presión se notaba, y me lo demostró muy claramente.

De vez en cuando, más de lo que me gustaría, iba girando mi mirada hacia la izquierda, hacia la ventana, para contemplar al castaño. Estaba abatido, a duras penas se aguantaba despierto el pobre. Me sentía mal por él, no sabía el nivel de gravedad de lo que le atormentaba, y me sentía impotente por no poder ayudarle.

Decidí prestar atención a la clase, no quería molestar a Joe para que me explicara lo que no entendía. Como odiaba historia...

 Como odiaba historia

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Sonrisas Falsas [Inazuma Eleven] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora