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David

Abrí los ojos con algo de dificultad. Aún era de noche. Observé el reloj de mi muñeca, las 2:47 a.m. Solté un suspiro, y llevé mi mirada al colchón de al lado de mi cama, dónde mi amigo descansaba.
Su respiración era lenta y suave. Ya se le veía tranquilo.

Después de que la policía se llevara a su padre, Joe no pudo estar calmado ni un solo momento. Estaba asustado, nervioso y angustiado. Me dolía tanto verle de ese modo.
Ahora se le veía tan en paz con el mundo...

Parecía un pequeño animal indefenso. No pude evitar que me pareciera adorable, y que a la vez sintiera compasión por él. Di gracias a que Caleb y yo lo hubiéramos encontrado ese día en el baño llorando, y que él hubiera tenido la valentía de contárnoslo todo. Si no fuera por eso, Joe seguiría bajo las manos de su padre.

Me senté en mi cama, y le observé. Entre la azulada penumbra de mi cuarto, pude ver como sus ojos añiles se abrían lentamente, cruzando su mirada con la mía. Le sonreí, y él me miró extrañado.

-Jamás antes te había visto el ojo derecho - susurró - Pareces una persona distinta.

Al darme cuenta de que, efectivamente, no llevaba el parche puesto, me abalencé sobre la mesilla de al lado de mi cama y me lo coloqué con prisas.

-Eh, ¿qué ocurre? - dijo sin moverse - No pasa nada.

-No me gusta que me vean sin el parche - le conteste, susurrando también.

-¿Por qué?

-Como me hice daño en el ojo, el color se me aclaró un poco, así que son distintos entre si. Es muy extraño, y no me gusta nada.

-Ya veo - me sonrió con tristeza - Perdóname.

-No importa - le devolví la sonrisa.

Él se levantó de su colchón, y estiró un poco las piernas. Yo estaba sentado sobre mi cama y la espalda recostada contra la pared. Me eché a un lado, y di leves toques a mi cama para que él se sentara conmigo. Asintió, y en silencio, se recostó contra la pared también.

-¿Cómo estás? - le pregunté.

-Aún no lo asimilo - suspiró - Dame un tiempo.

-Claro, todo el que necesites.

Cerró sus ojos. Se le veía tan cansado y triste. No podía no sentir empatía con él, entendía que estaba pasando por un momento muy duro y extraño de su vida, y que el principal causante de ese momento había sido yo mismo.

-Oye David - me susurró, sin mirarme - ¿Por qué...?

-¿Qué?

-¿Por qué habéis hecho todo esto por nosotros? - soltó.

-Joe...

-Ultimamente te he tratado bastante mal, y... - tomó aire - Ahora que estoy aquí, solo me siento una carga para vosotros, para tus padres sobretodo.

Le abracé con mucha fuerza. Los ojos se le humedecieron, y, por consiguiente, a mi también. Como odiaba que se infravalorara de esa manera, que se creyera molesto.

-Joe - le dije, con la voz triste - Tú lo sabes, eres una persona muy importante para mi. No sabes cuánto sufría al verte tan mal, y hasta que no supe qué te pasaba no pude relajarme un poco.

-...

-Te quiero mucho, Joe - lloré - Odio verte mal, odio ver como me muestras una sonrisa cuando las cosas no van bien, y que te quedes con la boca cerrada. Haría lo que fuera por ti. Nuestros padres también son muy amigos, y también estaban preocupados. Es por eso que tomamos la decisión de tomar cartas en el asunto. Espero que puedas perdonarme, pero tuvimos que hacerlo.

Sonrisas Falsas [Inazuma Eleven] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora