Joe
El cielo ya lucía oscuro. Los colores vivos del atardecer ya se habían reducido a unos pocos de rojizos que decían adiós por el horizonte. Ya era practicamente de noche, y los Samford aún no habían llegado. ¿Dónde debían estar?
Estuve toda la tarde sentado en ese sofá, acompañado en todo momento por mi madre, la cual iba comprovando mi temperatura corporal y con su dulce voz me iba dando ánimos.
En ese tiempo habíamos hablado de un montón de cosas. Sobre el futuro que nos esperaba y de como irían las cosas. También hablamos del pasado. Mi madre me contó un montón de historias graciosas y bonitas que había vivido con los señores Samford cuando tenía más o menos mi edad. Qué genial debía ser crecer con los mismos amigos de la infancia. Esperaba poder permitirme lo mismo.
-Parece que la cosa ya mejora - sonrió ella con su mano en mi frente - ¿Cómo te sientes?
-Me encuentro mejor - dije para que se tranquilizara.
Verla tan intranquila por mi culpa me partía el alma. Siempre me recorría el mismo pensamiento por la cabeza. Ya tenía suficiente, solo faltaba yo para angustiarla más. Y aunque ella me decía que yo no tenía la culpa de nada, no podía evitar sentirme culpable. Me miró con sus ojos azules, e intentó expresar un semblante alegre, que no logró dibujar del todo. Intenté calmarla también con la mirada. Sentir compasión por el otro era algo extraño.
Me besó la frente y se puso de pie. Tanto rato sentado no era cómodo, yo tenía el pie dormido, por ejemplo. La casa lucía tan tranquila en comparación a como era normalmente. Teniendo en cuenta que allí vivían David y su padre, que eran animados y risueños. Su madre era algo más tranquila, pero era muy alegre también.
Hablando de los Samford, estos entraron porfin por la puerta. Todos tres juntos, curzaron el portal con una enorme sonrisa en la cara. ¿Y eso?
David corrió hacia mi, y casi se me lanzó encima de un abrazo. Le devolví el gesto amablemente, mientras centraba mi atención en la señora Samford, que precía querer hablarnos.-Bueno - dijo sonriendo ella también - Tengo buenas noticias.
Se me iluminaron los ojos. Solo deseaba una cosa con todas mis fuerzas. Tenía que ser eso.
-Félix ya no podrá haceros nada - dijo alegremente - Se lo han llevado a un sitio dónde podrán estudiar lo que le pasó en el accidente que tuvo. Ya no tenéis que preocuparos más.
En ese momento el tiempo pareció detenerse. Solamente pude expresar una cara de sorpresa. Mi madre sonrió, y rápidamente lágrimas brillantes brotaron de sus ojos. Eran de pura alegría. David me miró igual de sonriente, y cuando porfin reaccioné, le levanté del suelo y lo sujeté muy fuerte entre mis brazos. No me estaba creyendo lo que ocurría.
Era algo que llevaba mucho tiempo queriendo escuchar, y finalmente se había hecho realidad. Dejé a David en el suelo de nuevo, y me acerqué a mi madre, la cual me abrazó con la misma fuerza. Al fin éramos libres, ya estaba, nada podía detenernos.
-Bueno - dijo el padre de David - Esto habrá que celebrarlo, ¿no?
-Sí - asintió mi madre - Si no os imoporta, mañana regresaremos a casa. Hay mucho que hacer - me miró.
-Pues enconces prepararemos una buena cena de despedida, ¿eh?
Todos asentimos ante su idea. Al fin volveríamos a casa, y sin ese miedo horrible que era costumbre pasar en el lugar.
No sabría describir cómo me sentía. Estaba feliz, trsite, desconcertado... Eran un montón de cosas que daban tumbos en mi cabeza. Pero eso ya no importaba. Lloré, pero al igual que mi madre, no de tristeza.
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Sonrisas Falsas [Inazuma Eleven]
RandomPara Joe, la vida siempre ha sido algo más complicada que para la mayoría de los demás adolescentes de su edad. En su casa la familia está rota y sufre a diario por ello, pero ese es su gran secreto. Nadie puede saberlo, sobrerodo David, quién sería...