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David

-¡¿Que has intentado qué?! - grité al escuchar lo sucedido.

-Oye tranquilo, no es tan gr-

-¡¿Pero te has vuelto loco, Joe?! - le miré con tristeza - ¡Si estabas mal me lo tendrías que haber contado!

-Ahí está el asunto - replicó - Estaba bien, fue algo que hice sin conciencia. Cuando me di cuenta de lo que estaba pasando, me aparté.

-Ay mi madre... - cubrí mi cara con ambas manos.

-Perdona David, pero me estoy dando cuenta que solo soy una simple carga aquí en tu casa - le miré con tristeza al escuchar eso - No hago más que preocuparos.

-No digas eso - me acerqué a él - Lo estás pasando mal, no tienes la culpa de nada. Estoy contigo y puedes dasahogarte todo lo que necesites. Solo no hagas locuras, porfavor.

-...

Suspiré para relajarme. Seguía algo impactado por lo que Joe me había contado. Entendía que era un día estresante para él, ya que estaba todo en juego. No me imaginaba el día que él tuviera que ir a hacer de testigo ante el juzgado.

Le abracé, y él, sin decir palabra, me devolvió el gesto. En sus ojos se reflejaba la tristeza. Las cosas estaba mejorando, no entendía por qué eso sucedía, Joe tenía que ser más felíz ahora. ¿Por qué eso no era así?

-¿Estás bien? - le pregunté.

-No - admitió.

-¿Hay algo que pueda hacer para ayudarte? - le miré con tristeza.

-¿Acaso hay algo que pueda ayudarme?

-Claro que sí Joe - insistí - Seguro que sí. Ahora estás confuso, no sabes cómo tomarte las cosas. Estoy seguro que todo mejorará, y entonces tu estado de ánimo también.

-¿De verdad crees eso? - los ojos se le apagaron, junto con su voz - Estoy empezando a pensar que no.

Apreté los dientes, y lo mantuve entre mis brazos con mucha fuerza. ¿Por qué tenía que sucederle esto? ¿Qué había hecho él para merecerlo?

-No... - vaciló, con los ojos vidriosos- No quiero seguir con esto David, no puedo más.

-Escucha - conseguí su mirada - Llevas mucho tiempo resistiendo, ahora ya estás en la recta final, ¿de verdad crees que tantos años aguantando han sido envanos? Joe, pronto podrás vivir sin tenerle miedo a nada. ¿Me oyes? Solo aguanta, ya queda poco.

-Yo, solo... - musitó.

-¿Qué es lo que te atormenta?

-Que no lo culpen de nada y vuelva - apretó su sujección - Tengo miedo de que nos haga la vida imposible. Tómame por cobarde si quieres, pero no puedo negar ese sentimiento de angustia.

-Y ahora dime - le hablé con calma para ver si a él se le contagiaba - ¿De verdad crees que no van a culparle de nada? Hay testigos, tú y tu madre lo habéis vivido en primera persona.

-Razón no te falta, pero, nunca se sabe.

Venga - le sonreí - No te vengas abajo.

-No prometo nada - me devolvió la sonrisa, la suya triste.

Sonrisas Falsas [Inazuma Eleven] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora