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Joe

Cerré los ojos con fuerza y di rápidos toques al botón del volumen de mi móvil. Este hizo caso, y augmentó los decibelios de la música. Mi respiración estaba agitada y tenía los nervios a flor de piel, probablemente incluso temblaba. Quería salir de allí, desaparecer, y no regresar hasta que todo terminara.

A pesar del alto volúmen de la música, podía escuchar ligeramente los gritos de mi padre, provenientes del salón. De nuevo peleaban, en mi casa era prácticamente el pan de cada dia.

Eso no siempre fue así. Antes, mi padre era alguien muy alegre y energético, mas sufrió un accidente con el coche, y desde entonces cambió radicalmente a una persona fria y despiadada, que no se dejaba intimidar y lideraba a los demás. Aunque todo eso sucedió cuando yo era un recien nacido, así que no tenía concienca de todo eso. El padre que yo conocía era un ser con poca paciencia y de mente cerrada.

Mi pobre madre sufría a diaro por ello, ya que siempre que mi padre necesitaba descargarse, la principal víctima solía ser ella. Yo, siempre que podía intentaba intervenir, pero eso no cambiaba que él fuera dos veces más alto y robusto que yo. Me daba mucho miedo, sí, pero odiaba con toda mi alma ver a mi madre derramar lágrimas por su culpa.

Vivir en esa casa era un auténtico infierno, por eso intentaba pasar en ella el mínimo de tiempo posible. Al principio me era muy complicado vivir de ese modo, pero terminé acostumbrándome (o eso intentaba creer), y fuera de casa aparentaba ser un chico feliz, como la gran mayoría de los demás. Nunca le había contado nada a nadie, ni siquiera a David, mi amigo de mayor confianza, así que nadie sospechaba si un día me encontraba algo más decaído de lo normal.

Dejé de esuchar gritos. Me quité los auriculares de las orejas, y oí unos pasos decididos subir las escaleras, los de mi padre sin duda. Por la dirección en la que el ruido se desvaneció es que se fue a su cuarto. Miré hacia el techo de madera, solté un suspiro cargado con todos mis nervios, y cerré los ojos para caer en un profundo sueño, del que hacía ya días que no tenía el placer de gozar. El día siguiente comenzaba el curso escolar de nuevo, menos mal, por fin se terminaban las malditas vacaciones de verano.

Entré con buen ritmo dentro del edificio de la imponente Royal Academy

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Entré con buen ritmo dentro del edificio de la imponente Royal Academy. Ese instituto era enorme, e intimidaba un poco, pero era un lugar de aprendizaje como cualquier otro. Me dirigí hacia la zona de las taquillas para recoger mis libros, cuando vi de reojo un pelician acercándose a mi con velocidad.

-Buenos días Joe - me sonrió.

-Hola David, te veo muy contento - le respondí contagiándome de su carácter.

-No lo sabes tú bien - le miré - Parece que fuera la semana pasada cuando ganamos el mundial - daba ligeros saltitos de la emoción.

-Esque fue la semana pasada - me reí.

Sonrisas Falsas [Inazuma Eleven] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora