David
Tic, tac, tic, tac, tic, tac...
Mi mirada no podía dejar de contemplar la aguja larga y delgada del reloj del salón de mi casa, que marcaba todos y cada uno de los segundos a lo largo del día. No podía dejar de mirarla, ni de escucharla, ni de pensar en el tiempo que había pasado desde que estaba así de inquieto.
Todo parecía pasar con más lentitud de lo normal, y eso me ponía de los nervios.-David, de verdad te lo digo - Caleb me despertó de mi trance - Sí estás nervioso aprende a no aparentarlo.
-¿Y ahora qué he hecho? - repliqué.
-Deja de jugar con los dedos con tanto entusiasmo, pondrías nervioso incluso a un muerto.
Miré mis manos, y, efectivamente, tenía los dedos de las manos cruzados entre si, y los iba moviendo de forma involuntaria.
-Disculpe Don Perfecto - tumbé mi cabeza encima de la mesa.
-No tengas miedo - dijo, increíblemente, de forma amable.
-Ya no sé cómo sentirme, pobre Joe, espero que todo vaya bien.
Nos encontrábamos Caleb y yo, solos en mi casa. Tanto mis padres como Joe y su madre se habían ido a juicio. Yo debía esperarme, y como no quería hacerlo solo, le pedí al centrocampista que viniera a hacerme compañía. Habíamos continuado un poco con nuestro trabajo de historia y habíamos hecho toda la faena pendiente de clase. Y ahora, tocaba esperar.
Estuvimos mucho rato hablando de trivialidades, habíamos jugado a las cartas, habíamos salido a pasear un poco, a jugar al fútbol en el campo de la ribera...
-Oye, Caleb - contemplé la ventana.
-Dime - respondió sin mucho entusiasmo.
-¿Tú crees que hemos hecho lo correcto? - pregunté.
-¿A qué viene eso? - se sorprendió.
-Es solo que... - pensé un poco lo que iba a decirle.
-...
-Cuando nosotros no sabíamos nada de la situación familiar de Joe, que aún lo mantenía en secreto, a él se le veía más contento, activo, no sé, más él.
-... - me miró atentamente.
-Ahora solo se le ve triste, decaído, no es el mismo, no sabría cómo dedcribirlo.
-Bueno - llevó la mano a la nuca - Sí que es cierto, no te lo voy a negar. Pero piensa que para Joe todo es nuevo y complicado. Solo debemos darle tiempo, verás que al final será de nuevo él, quizás más feliz incluso. Yo creo que hemos hecho lo que debíamos.
-Espero que lleves la razón - le sonreí - Gracias, era algo que me rondaba por la cabeza desde hacía mucho rato y necesitaba soltarlo.
Me quedé contemplando la ventana. El cielo lucía espectacular, lleno de blancas y densas nubes que tomaban y reflectían los diversos tonos azafranes del horizonte, que despedían a la gran estrella. Era un espectáculo digno de admirar.
Y a mi me encantaba eso, solo que no podía dejar la mente en blanco y fijarme en el hermoso cielo. Joe era quién ocupaba mis pensamientos. Pareciera que sufría más yo que él, aunque lo dudaba mucho.
-¿Cuánto tiempo más van a tardar? - me quejé.
Justo en ese instante, la puerta de mi hogar se abrió, entrando por ella el resto de inquilinos del lugar. Se les veía serenos, aunque, a Joe no.
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Sonrisas Falsas [Inazuma Eleven]
RandomPara Joe, la vida siempre ha sido algo más complicada que para la mayoría de los demás adolescentes de su edad. En su casa la familia está rota y sufre a diario por ello, pero ese es su gran secreto. Nadie puede saberlo, sobrerodo David, quién sería...