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David

No podía detener mi instinto, y mi cuerpo actuaba por su propia voluntad. Tenía la temptación de girar mi mirada hacia mi izquierda a cada rato, sentía la necesidad de observar la otra punta de la clase. Le veía igual todo el rato, mirando esa ventana; no sé que encontraba tan interesante allí, pero Joe estaba muy distraído, algo extraño en él.

Llevaba así desde primera hora de la mañana, y no parecía cansarse de la vista. Yo intentaba escuchar al profesor, pero mi instinto ponía mis sentidos alerta y me hacía desviar la mirada, quitando mi atención de la materia. No entendía que le pasaba, pero algo le mantenía un su mundo, lejos de esa clase.

Joe era una persona inteligente, sabía de la gran importancia de las clases, sobretodo las de ese último año de secundaria, pero simplemente, ese día no se le veía mucho en la labor de ponerse a trabajar.
Aparte de distraído, también se le veía con una mirada algo apagada, no sé, triste, pesarosa. Se le veía muy quieto, y aunque él fuera una persona tranquila, lo estaba bastante más de lo normal.

Quería saber qué era lo que le recorría la mente, sentía la necesidad de saber qué pensamiento le mantenía tan alejado de este mundo. Quería ayudarle, odiaba verle así, desde siempre que lo había hecho.

Le miraba, pero no sentía que estuviera allí, a escasos metros de mi, sentado en su mesa con el libro de historia abierto. Cualquiera que se fijara podía notar que estaba en su mundo, básicamente porque estábamos en clase de física, no de historia, pero parecía que él no se habia enterado aún.

-King - el profesor llamó la atención de mi amigo - Joven.

La mirada azulada de Joe se posó en el profesor de física, y pareció algo sorprendido. Le había pillado, ¿se iba a meter en problemas? Solo esperaba que no.

-¿Va todo bien? - le preguntó.

-¿Eh? - Joe alzó algo las cejas - Ah, sí sí, no se preocupe.

-Pues no me convence demasiado - se apoyó en su larga mesa - Vete al baño y lávate la cara. Cuando regreses quiero que tu mirada deje tranquila a la ventana y se fije en la pizarra. ¿Vale? Venga, arreando.

Joe, sin cambiar su expresión de sorpresa, se levantó de su silla y salió de la classe. El profesor continuó hablando como si nada hubiera pasado y yo me centré en tomar apuntes en mi libreta. Qué extraña situación se acababa de generar dentro de esa sala.

Giré la llave y abrí la puerta de mi pequeña casa

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Giré la llave y abrí la puerta de mi pequeña casa. Dejé paso a mi amigo de ojos añiles y cerré la entrada de mi hogar a mis espaldas. Me dirigí al salón dónde encontré a una bella mujer de cabellos color cian y ojos avellana.

Sonrisas Falsas [Inazuma Eleven] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora