Summary: Marinette Dupain-Cheng es sentenciada a dos años de prisión, en la única prisión mixta de Francia. Ahí Marinette, se encontrará con Adrien Agreste alías Chat Noir, líder de la prisión y macho dominante de la misma.
La relación entre ambos q...
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Las rejas de las celdas se cerraron tras ella mientras dos guardias la conducían por un interminable pasillo.
Silenciosamente, Marinette Dupain-Cheng se preguntaba cómo había logrado joder su vida y terminar ahí. Ella no era una criminal.
Dentro de ella, sabía que no lo era.
El pasillo terminó y por primera vez vio a las otras y otros prisioneros. Todos la miraron mientras los guardias la llevaban a la gran sala en la que ellos estaban reunidos. Liberándola de las esposas y dándole una pila de pertenencias, los guardias cerraron la última celda tras ella, y Marinette fue dejada sola para que vaya por su cuenta hasta su propia celda.
La celda tenía un número en la puerta, así que ella sabría cuál era la suya. Estaba localizada al final del ala Oeste en el segundo piso. Marinette pausó mientras miraba sus alrededores. La habitación a la que había entrado era como un comedor grande en donde los prisioneros salían.
A su derecha podía ver las puertas que llevaba a un enorme jardín y quizá, era probablemente en donde los prisioneros tenían la oportunidad de tomar un poco de aire fresco o hacer ejercicio.
A su izquierda estaba la cocina y había una fila de prisioneros esperando su turno para recibir su comida.
Ella había llegado a la hora del almuerzo, pero Marinette no tenía hambre. Todo lo que quería era encontrar su celda y acomodarse, antes de hacer cualquier otra cosa.
Mientras caminaba, cruzando el gran hall, podía sentir miradas sobre ella, provenientes de algunos prisioneros e increíblemente de prisioneras que estaban sentadas en las mesas, mientras que otros la miraban desde el balcón, inclinándose contra el oxidado barandal.
Esa prisión era antigua, sospechaba, y necesitaba con urgencia que la remodelaran. Alzó la cabeza, mirando al segundo piso. Era como si todos sus movimientos estuviesen siendo observados. El comedor carecía, casi completamente, de un techo que lo separaba del piso superior, así que uno bien podía ver todas las esquinas del comedor desde el segundo nivel.
Marinette nunca antes había estado en prisión, así que no sabía qué esperar, pero era seguro que no pensó que sería así. Ella había imaginado a los demás estando tras las rejas la mayor parte del tiempo, sin salir, no como si estuviesen en un viaje escolar y por supuesto las mujeres separadas de los hombres.
Con pasos ligeramente inestables, cruzó el hall y se dirigió a las escaleras. Al llegar al segundo piso, no solo fue recibida por más reos sino que también, pudo ver los cuatro pasillos, los cuales llevaban a las celdas, conectados. Le habían explicado que todas las celdas estaban ubicadas en el segundo piso, excepto las celdas especiales, las cuales estaban desconectadas del resto de la prisión.
«Se supone que mi celda está en el ala Oeste...»
Marinette dejó caer su mirada por todo el lugar, una vez más.
