[XIII] Diana.

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Trece.

Víctor.

Día de la fiesta de fin de año.

Acabo de encontrar a Diana, la chica que me escaneo hace rato, cuando me senté en la mesa, me pareció un poco pesada, pero se ve que es agradable. La llevo en brazos ya que esta muy ebria, ella dice que le echaron algo al trago pero no sé, acaba de decirme que tengo una voz sexy y cosas que se dicen cuando el alcohol se a apodera de tu cuerpo.

La estoy llevando a afuera, ya que no quiso regresar al salón de fiesta, me dijo que quiera ir a tomar aire y púes ya que no tengo nada que hacer, porque no conozco a nadie, no me gustan mucho las fiestas como ella predijo y los únicos amigos que he hecho están con las amigas de ellas, por lo menos podre hablar con alguien agradable.

No me gusta mucho socializar, pero ella tiene algo que llama mucho mi atención.

Nos acostamos en el medio del campo de fútbol a ver las estrellas ya que eso es lo que ella me pidió que hiciéramos.

De cuando acá yo hago lo que una chica me pide, siento que ella me hará caer y no es precisamente por su belleza.

–Diana.

– ¿Qué?

–Hablame un poco de ti.

–Soy huérfana, llevo 7 años aquí y mi única familia son Jinna, Corina y Sofía, tengo muy buenas calificaciones, espero estudiar física pura o medicina, me gustaría mucho ser científica – su mirada fija en el hermoso cielo con millones de estrellas – extraño a mi hermano y a mi madre y lo peor es que no se como los perdí, no se si están vivos o muertos.

La miro un poco y veo que hay lágrimas en sus ojos, el alcohol de verdad nos pone de muchas maneras.

–Yo tampoco se como perdí a mis familiares, pero se que si están vivos o muertos ellos me aman y siempre estarán conmigo y en mi corazón – mi voz es fría, jamás demuestro nada a través de ella, y menos si es con una extraña.

Ella se levanta quedando sentada con las piernas estiradas, se seca las lágrimas y su semblante cambia cuando empieza a hablar.

–Es la primera vez que vengo al ala de los chicos, sera que me puedes dar un agradable tour – sonríe genuinamente.

Me gusta cuando sonríe, se ve tan natural, tan bonita, tan espontánea, jamás una simple chica me ha hecho mirarla tan pura. No es que me gusten las chicas superficiales, pero si me he metido con muchas de esas, basta con decir que jamás he sentido amor por ninguna.

–Ok – me levanto ofreciéndole la mano para ayudarla a pararse.

La llevo a dentro y le muestro lo poco que conozco; la cafetería, la cancha de basquet, los salones, el auditorio, el baño principal, el salón de música, la dirección y terminamos en la piscina.

–Tienen piscina, que cool.

– ¿En el ala de las chicas no hay? – me parece extraño, son el mismo orfanato, deberían tener todo igual en las dos alas.

–En el ala de las chicas solo hay un auditorio, un salón de baile, un salón de musica y lo demás es lo común, pero no, no hay piscina.

–Bueno – le digo mientras camino hacia la piscina, quedo a una distancia prudente de la orilla, me volteo hacia ella levantando mis brazos a los lados – te presento a la gran piscina del ala de la chicos – doy una vuelta en el mismo lugar mirando la piscina.

– ¿Hacen natación o algo así? – ella está serena, pero ni se le nota los tragos demás que se tomo, hasta camino bien.

–Por lo que me dijeron los chicos, hacían natación, y tenían campeonatos olímpicos pero hace 2 años que la piscina está solo en funcionamiento para el disfrute de los primeros años.

Las Verdades Detrás de las Mentirás✔ [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora