[X] Le vi su...

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Diez.

–Estas mintiendo.

–Por dios Diana, es muy enserio.

–Estas mintiendo –– doy un sorbo de mi bebida –– ¿Cómo es posible que hayas visto a Dios?

–No sé cómo es posible, pero lo vi, era él –– está haciendo todo porque le crea.

–OK, vamos a decir que viste a Dios, ¿qué razón tendría el para presentarte ante ti? una simple jovencita de 3 años, es mas ¿Cómo carajos te acuerdas de lo que hacías a los 3 años?

–Bueno, yo Jinna te estoy diciendo la verdad, deja y les cuento bien. Mis padres y yo fuimos a una fiesta muy elegante, eso lo sé porque me recuerdo con mi vestido blanco de princesa, y porque eso me han dicho mientras he crecido, lo único que verdaderamente recuerdo, son muchos ruidos fuertes, disparos, gritos y gente corriendo, no me acuerdo donde estaba ni porque mis padres no estaban conmigo, solo sé que no me asuste porque no entendía nada, un señor se agacho enfrente de mí, llevaba una bata blanca, el cabello largo al igual que su barba, el no encajaba en el aspecto a esa fiesta, pero me parecía agradable, y me dijo <<Hola, me llamo Jesús, ven conmigo>> se levantó y estiro su mano hacia mí, para guiar el camino, solo me le quede viendo, mis padre decían que nunca confiara en un extraño <<Vamos, no te hare daño, solo jugaremos un rato mientras te vienen a buscar>> le agarre la mano y nos sentamos en el piso detrás de la gran mesa que tenía mucha comida, comenzamos a hablar, lo siguiente que me dijo fue <<Eres una niña muy preciosa, quiero que tomes esto, es un obsequio para ti>> del cuello se quitó una cadenita y me la entrego, era un rosario precioso, dorado, y detrás de la crucecita que colgaba había una jota me atreví a preguntarle <<¿Esta Jota es porque tu nombre empieza por ella, o por mi inicial?>> <<Por las dos>> respondió, <<Quiero que me prometas que la llevaras siempre contigo, yo siempre te cuidare a través de ella, quédate aquí, pronto te vendrán a buscar>> y yo solo asentí, mi vista se fue a la cadenita y cuando levante la cabeza para decirle gracias ya no estaba. De allí ya no recuerdo más nada, lo que me dijeron cuando ya estaba más grande es que me encontraron allí solita, jugando con la cadena, trataron de quitármela pero según ellos no los deje, esa noche, fui la única sobreviviente de ese suceso, nunca me dijeron porque asesinaron a más de 50 personas en esa fiesta, no recuerdo mucho de mis padres, pero si perfectamente ese momento con ese señor, al crecer vi fotos de Jesús eran muy parecidos pero no idénticos, hasta que vi en internet que una niña dibujó un retrato de él, porque lo vio, cuando casi muere en un accidente automovilístico, y era el mismo señor que me llevo detrás de esa inmensa mesa. Desde entonces llevo esta cadenita –– dice mientras agarra la cadena que lleva puesta en su cuello –– a donde vaya y jamás me la quito.   
Me quedo en silencio, porque le debe dolor recordar tan feo suceso, pero al menos ella sabe cómo murieron sus padres, yo no sé ni cómo llegue a ese hospital bañada de sangre.

No juzgare su criterio, ella tiene razones porque creer en la religión que cree, aunque para mí, no exista ningún Dios.

Me quedo callada y ella aún nota que no le creo tal historia.

–Y es muy enserio lo que les digo, jamás mentiría de algo así, aunque algunos no me crean –– y su mirada va justo hacia la mía.

–No es que no te crea Jinna, crecí en un pueblo donde no existió ningún Dios sino solo estábamos nosotros, confiábamos en nosotros, y nuestra fe solo estaba en nosotros, mi mamá nos crio diciéndonos que aunque le pidiéramos a cualquier Dios de cualquier religión seguiríamos estando solos porque por muchas veces que pidas algo, te quitan a cambio algo, nos crió de forma que todo tiene una explicación científica, muchas veces le pedí a Dios que nos librara de los castigos que nos sometían solo porque ellos querían.

Las Verdades Detrás de las Mentirás✔ [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora