[I] La Gran Mentira.

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Uno.

—Había una vez unos gemelos, los cuales siempre estaban juntos, un día la niña preciosa discutió con su gemelo, el príncipe de la familia y se enojaron mucho, pero vino la reina, su madre, la cual los amaba a los dos y arreglaron sus problemas, fin.

—Mamá, no sabes cuánto amo tus maravillosas historias — digo sarcásticamente.

Dice entre risas — hago lo que puedo mi niña — me arropa, me da un beso en la frente y suspira — no regreso hasta el viernes, necesito que no pelees tanto con tu hermano, la abuela ya no va a querer cuidarlos si siguen así.

—Ok mami, pero si él empieza no me quedare tranquila.

—Te amo mi niña linda.

—Te amo más mami — me volvió a dar otro beso en la frente y camino a la puerta, voltea para sonreírme y me tira un beso, cierra la puerta y caigo dormida en instantáneamente.

Caigo en cuenta y estoy en un hospital, con toda mi ropa manchada de sangre, desesperada miro hacia todos lados buscando algún rostro familiar, justo al frente de mi vi a mi hermano, sin expresión en su rostro, sin nada que decir en esos ojos grises, sin lágrimas, sin dolor, sin susto, sin preocupación, solo está sentado ahí, entre tanta gente. La sala de espera está repleta de personas heridas, mi abuela está hacia la derecha acostada en una camilla respirando aire prestado, inconsciente, ¿y mamá?, mamá tiene que estar bien, ella no está aquí.

Me levanto y abrazo a mi hermano, si es cierto que no salimos de una peleadera, pero es mi hermano, al fin y al cabo, estiro mis brazos y pego mi cuerpo hacia él, no dice nada, no se mueve, me despego de él y lo miro a los ojos, su mirada es fría, más de lo común, esta helado, y pálido.

—Nos han mentido — aprieta los puños.

— ¿Cómo has dicho? —pregunto confundida.

—Que nos han mentido, no somos hermanos, ella no es nuestra madre, no trabaja distribuyendo alimentos básicos, no viaja para eso ¡Nos han mentido! — dice parándose de repente gritando, mirándome sin apartar sus ojos de los míos en ningún momento. En ese instante todos en ese lugar quedaron callados, mirándonos.

—Pero... ¿qué estás diciendo? ¿Estás loco? — le susurro.

—Nos ven la cara de pendejos Malle, nos han mentido, somos unos estúpidos, ni se porque estamos aquí.

En ese momento pensé en las palabras de mi "hermano gemelo", mi madre se iba de viaje cada cierto tiempo, si se quedaba en casa más de 4 días era muy extraño, nuestro padre no existía para nosotros, según mi madre nos abandonó apenas supo que nosotros íbamos a nacer, dijo que nunca tuvieron una relación estable, pero sin embargo un hombre venía a darle dinero cada semana y a preguntar por nosotros, nunca lo dejo vernos y tampoco respondía nuestras respuestas acerca de aquel hombre, ni ella ni la abuela.

Nos educaban en casa, y podíamos salir dos veces a la semana, nunca lo vi como un encierro, sino como la protección que tenía mi madre sobre nosotros. Donde vivíamos era un pueblo extraño y peligroso según ella, decía que así era más seguro, hasta que nos mudáramos y viviéramos en un lugar normal.

Unos enfermeros me sacaron de mis pensamientos cuando agarran a mi hermano con fuerza para llevárselo, él grita y patalea, mi hermano y yo tenemos 10 años, pero somos entrenados en diferentes aspectos de peleas profesionales, a pesar que no nos dejan salir mi madre siempre nos educó como guerreros, nos daba amor y cariño, pero también nos daba armas e implementos de peleas, ella siempre nos dijo:

"No siempre estaré para ustedes, algún día se tendrán que valer por sí mismo, tiene que aprender a luchar por su vida y nunca rendirse, recuerden, soy su aliada en esta vida no su enemiga" nunca entendí esa frase.

No pueden con él, yo solo escucho lo que me dice entre gritos.

—No hay aliados, nos han mentido.

Y así gritos tras gritos se van escuchando más y más lejos. Yo quedo aquí arrodillada enfrente de las sillas, en silencio, sin saber que hacer o pensar, no entiendo nada de lo que está pasando y tampoco recuerdo nada de lo que había pasado.

Un hombre me levanta y me agarra por el brazo, arrastrándome por un largo pasillo, entramos a lo que parece un consultorio, hace que me siente y se para al frente de mí preguntándome.

— ¿Qué recuerdas?

Me quedo callada, preguntándome a mí misma quien era y porque me acaba de preguntar eso, ¿Cómo sabía que no recuerdo nada, o como me pregunta para confirmar si recuerdo o no algo?

— ¿Recuerdas como llegaste aquí?

Sacudo mi cabeza afirmándole que no sé.

—Ok — saca un pañuelo blanco de su bolsillo y camina hacia mí, lo miro desconcertada sin saber que va hacer, lo pone en mi cara topándome la boca y la nariz.

No recuerdo más nada, lo único que sé es que me acabo de despertar en una habitación con muchas camas, me levanto un poco mareada y veo una mesita que está a mi lado, con un pedazo de papel que dice:

"Bienvenida Malle".

Miro hacia el costado de la hoja.

"Orfanato Roció De Amor, los huérfanos también tienen derecho a vivir una vida normal".

Lo único que sé, es que mi vida cambio completamente desde este día.

Las Verdades Detrás de las Mentirás✔ [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora