[XIX] Por un regreso al orfanato...

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Diecinueve.

–Eres tan hermosa. – Víctor se encuentra en uno de los sofás, recostado de una forma muy relajada, retandome con la mirada, con esa mirada que yo también le dedico.

–Eso ya lo sé, – Cruzo las piernas. Yo estoy sentada en el borde de la cama, con unos tacones negros de 7 centímetros y mi gran bata de cuero, tengo un toque como de investigadora.

–Egocéntrica, ¿he? – cruza los brazos y sonríe genuinamente.

– ¿Qué esperabas? ¿Qué te dijera que eres igual de hermoso? – alzo una ceja – eso ya tu lo sabes.

Me paso la mano por el borde de la bata que cubre mi pecho y dejo al descubierto el espacio que hay entre mis senos.

–Hace mucho calor aquí ¿no crees? – pongo una mano en el colchón y con la otra me echo aire muy falsamente.

– ¿Tu crees?, porque si tienes calor ahorita, más tarde te vas a derretir.

Dejo de echarme aire y volteo a verlo.

–Me gusta mucho más el frío – anticipó – pero haré la excepción por esta vez.

Esto es una guerra de indirectas.

Vamos Malle, di una zorrada de las tuyas, inspirate, tu puedes.

–Con esa bata de cuero quien no va a tener calor. – hace una pausa – ¿no ves como estoy? Fresco.

–Traducemelo.

–Quitate la bata.

– ¿Me la tengo que quitar por qué tú me lo pides? – Razonó.

–No te lo estoy pidiendo Diana. – su expresión cambia de una relajada y despreocupada a una dura y seria, – Es una orden.

–Yo no soy militar cariño, – me levanto y me dirijo hacia él, quedando de pie a unos centímetros – yo no recibo ordenes.

Víctor se levanta de golpe y da unos pasos hacia mi, levanto la cara para mirarlo a los ojos, y claramente la molestia en ellos no es normal. Pero los mios lo retan.

–Diana.

–¿Qué?

–Se dice digame Diana – dice Víctor mientras me tiene agarrada por el cuello. – conmigo el sexo jamás sera lindo, no seré cariñoso, y mucho menos amoroso, y si no te gusta eso, ve diciéndolo de una vez por todas.

Algo en lo que él me confundió es que supuestamente, él queria que fuera especial y bla bla bla bla. No entiendo, ahora me ahorca y dice que sera un salvaje en la cama.

Callate vale, que eso te encanta.

– ¿Y cuál era él afán de que todo fue lindo para mi? ¿De que yo viera que no solo querías sexo? – cuestionó.

–Es bonito, ¿es que acaso no lo ves? – pasa la mirada por toda la habitación, y había estado tan concentrada en el que no vi a mi al rededor así que empiezo a detallar.

Hay velas por doquier, de todos los tamaños, el suelo esta repleto de petalos de rosas, pero hay un camino de petalos blancos hacia el baño, hay una música muy suave sonando y la luz está ligeramente más opaca, como su estuviera apunto de apagarse, y huele... ¿Coco? Es coco con canela, inciensos en cada esquina relucen por el humo que escapa de ellos con tan rico ahoroma.

–Pense que tu concepto de bonito era, no sé... – ¿Como lo digo sin que suene.. Tan brusco? – este pasión, sudor, cariño, amor. Tú sabes, como en las películas.

Víctor avanza hacia mí y quita su mano de mi cuello, suaviza la expresión a tal punto de compasión y me acaricia las mejillas con sus manos.

–En lo que haremos habrá mucha pasión y sudor, el cariño estará en cada toque de tú piel, pero princesa, hoy no te prometo hacerte el amor, hoy te haré mía y luego de eso, si quieres, puedo hacerte el amor cuantas veces desees.

Las Verdades Detrás de las Mentirás✔ [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora