Las clases concluyeron pasado el mediodía. Yo me despedí de Jonatan y no estaba seguro de que mañana nos sentaríamos otra vez juntos. Me angustiaba la idea de sentarme en otro sitio. Xiomara ya tenía un amor platónico.
De camino a casa, tenía la imagen de Jonatan en mi cabeza. El tipo era atractivo y eso me provocaba un escozor en la nuca. La envidia abría el candado de mi autoestima. De seguro que tenía a muchas chicas detrás de él. Yo cero.
Llegué a casa y el silencio me recibió y no fue tan cálido. Aunque hubiera querido que fuera un perro o un gato. Con mi padre no podía ambicionar tener una mascota, ni siquiera una rata.
En casa se hallaba mi madrastra Mónica, que yacía en el baño. Yo apenas cruzaba palabra con ella, así que la situación no iba a ser diferente el día de hoy.
Entré a mi habitación y recordé que tenía mucha tarea por hacer. Después de la tarea, la única distracción era ver videos en Youtube o ver yuri. Imaginar lo divertido que iba a hacer antes de la tarea era un tormento.
Me reprochaba no haberle pedido su número a Jonatan. Me hubiera sacado de algún apuro referente a alguna tarea pendiente que me llegue a olvidar. Mañana juro que voy a pedirle su número, aunque me ruborice.
Escuché el rechinido de la puerta del baño después de veinte minutos. Hasta se me quitaron las ganas de ir al retrete.
Me levanté y fui a espiar a Mónica al cuarto de mi padre. Tenía que ser cauteloso. Apenas sabía su nombre. No conocía su pasado y sus intenciones con mi padre. Podría ser una mujer noble o una destripadora.
Caminé de puntillas hacia la puerta y miré por una rendija lo que Mónica hacía en su cuarto.
La mujer se miraba al espejo, mientras se colocaba un producto cosmético sobre sus pómulos. Estaba completamente desnuda frente al tocador. La toalla se hallaba en el piso y también los cobertores.
Se dio la vuelta y regresé de gatas hasta mi cuarto. Me cerré con el pestillo y me puse a hacer los deberes. Debía borrar esa imagen de mi mente.
La tarea lo terminé casi al final de la tarde. Cada vez me costaba más terminar la tarea y ya no lo veía tan gratificante como antes. En antaño era industrioso con las tareas y lo enfadoso no se asomaba por mi ventana.
Hoy cumplía quince años y el ambiente no era festivo. Antes, este día tenía un gran significado para mí. Ahora ni mi padre se acuerda cuando cumplo años.
—Feliz cumpleaños a mí, feliz cumpleaños a mí...
Guardé todo y llevé a mi cama la computadora personal que mi padre me compró a medio uso.
La conexión era mala, pero al menos tenía internet. Busqué yuri en Bing y abrí la primera página que apareció. Busqué lo quería con el cursor y abrí el manga que quería.
Me dio sueño y luego busqué videos, pero no me animaban. La publicidad pornográfica era abrumadora. Chicas en bragas, desnudos parciales y escenas candentes. Todo eso ya no me estimulaba ni un ápice.
Antes babeaba viendo yuri y ahora me provocaba bostezos. No sé qué me pasa. Tal vez deba buscar algo nuevo.
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Ese chico de falda ©️
Teen FictionAriel es un chico que prefiere usar falda en vez de pantalón. Un día conocerá a un nuevo estudiante que cambiará su vida para siempre. Advertencia: Contenido adulto (+18)