Ese chico de falda ©️

Capítulo 19

Jonatan tenía el miembro como piedra. Deducía que estaba a nada de terminar, porque su pito tenía miedo de seguir explorando en aquel abismo. Sentí miedo y nerviosismo. También mucho apasionamiento. Mi libido estaba enardecido. 

Jonatan volvió a intentarlo con movimientos suaves que iban creciendo, conforme el placer iba haciendo acto de presencia en su miembro.

Sentí sus jadeos intercalados. Llegó el momento en el que sentí mucho cosquilleo ardoroso y mi nerviosismo se esfumó, pero el placer se hacía de rogar.

—Oye... —dije en voz baja.

—¿Qué pasa?

—Sigue así, vas bien —repuse sintiendo algo rico.

—Okey, Ariel.

Jonatan sintió el orgasmo cerca, así que se movió indiferente a mi dolor. Me tapé la boca para no gritar, pero la penetración no duró mucho.

A los pocos segundos acabó y mi dolor tardó en menguar. Me enjugué una lágrima de emoción. El placer se negaba a aliarse con el dolor.

De inmediato, Jonatan empezó con ímpetu y se movió con más fuerza que antes, como si fuera a acabar otra vez. Debía llegar al punto G, porque una llama estaba creciendo en mi interior.

—Ah... —jadeé y me aseguré de la sábana.

Esto solo era el comienzo. Los movimientos parecían no tener freno. Jonatan se había emocionado con mis caderas. Él no paró hasta que soltara un gemido.

—Ah.. Hhh.

Se detuvo en seco.

—¿Llegaste al punto G? —preguntó él.

—Creo que no aún —repuse.

—Lo haré fuerte y luego despacio, como dicen.

Y así lo hizo. Arremetió con fuerza por varios segundos. El dolor dio paso al placer, a regañadientes. Arrugué la sabana antes de gemir.

—Ay, ahh... Hhh.

Jonatan fue con más fuerza y tuve deseos de gritar, despertando su preocupación. Se detuvo y otra vez comenzó a penetrar con voracidad. Fue con todo y sentí que me desgarraba el colon, pero el placer fue aumentando haciéndose incontrolable.

—Espera... Ay... —dije cuando sentí una sensación muy intensa.