Amores imperfectos

Pequeña e insignificante

Pasaron dos semanas antes de que Aang regresara. En esos días yo me dediqué a alejar un poco más a Tarok. Le pedía llegar más tarde o que se fuera más temprano, ya no lo quería tan cerca ni de mí ni de los niños.

Sentí un tremendo alivio cuando Aang regresó, lo extrañaba mas que nunca y lo necesitaba demasiado, Le pedí que nos regalara una día sin hacer nada, fuimos a la playa y disfrutamos de todo.

Estar cerca de él era reconfortante, necesitaba de su cuerpo y su amor, de sus palabras dulces que me consolaban el corazón roto aunque él no supiera en realidad cuánto había sufrido unos días antes. Solo él podía abrazarme y pegar todas mis partes rotas con sus besos y su risa mientras jugaba con nuestros hijos.

Esa tarde en la playa fue mágica y me recordó cuánto lo amaba y cuánto amaba nuestra perfecta familia de cinco.

Los siguientes días Aang se dedicó a hacer lo que había acordado, ayudar a Bumi con el bote. Bumi, aunque siempre era el que menos comprendía el deber de su padre y al que más le dolía la distancia, no dudó en ceder rápidamente al acercamiento de su padre, estaba más contento y más animado, eso me hacía muy feliz, era justo lo que deseaba, que aunque no fuera diario, fuera muy bueno cuando llegara a suceder.

Y entonces ahí estaban, mis dos hombres compartiendo, diciendo bromas tontas mientras construyen un bote, haciendo caras graciosas y sonidos extraños. Ver eso era como regresar a aquellos días donde Aang era solo un niño que le seguía la corriente a un muy estúpido y divertido Sokka.

Algunos días coincidía con Tarok y desde lejos podía darme cuenta que aún había cierta tensión ahí pero las bromas de Bumi eran suficientes para romper el hielo. Yo sólo deseaba que Tarok no pasara demasiado tiempo con Aang, era arriesgado tenerlo cerca y ya comenzaba a fastidiarme de eso.

Una noche estaba preparando la cena con las acólitos, Tenzin y Kya ya estaban en el comedor mientras Bumi, Aang y Tarok estaban trabajando en el bote.

La cena ya estaba lista cuando Bumi entró y se sentó en la mesa.

- Bumi donde esta papá y Tarok? - le pregunté mientras él tomaba una manzana.

- Se quedaron allá, Tarok le dijo a papá que tenía algo que contarle en privado - esas palabras retumbaron en mi cabeza, eso definitivamente no era bueno.

- Bien, iré por ellos - corrí lo mas rápido que pude hasta el taller, mientras deseaba con todo mi corazón que Tarok no lo hiciera.

Llgué a la puerta y ambos estaban ahí parados el uno frente al otro, Aang con la cabeza baja y los brazos cruzados mientras que Tarok se mantenía inexpresivo.

- Chicos la cena está... - dije con la respiración alterada, pero me detuve al ver la expresión de Aang cuando levantó la vista. Sus ojos estaban inyectados de rabia y me miraban.

-Desgraciado - pensé.

- Aang... que... que pasa - le dije, pero él avanzó trotando justo al lado de mí tan fuerte que casi me tira al suelo.

-Qué hiciste?! - le grité a Tarok. - Aang!!! Aang!!! Espera!!!, dejarme explicarte - él caminaba rápido enfrente de mí entonces lo tomé con fuerza del brazo y lo jalé.

- Qué quieres?!! Eh?!! Mentirme en la cara?!! Eso quieres?! Adelante aquí estoy - jamás me había hablado así.

- Aang que te dijo?! No entiendo, que...-

-Ahora resulta que no sabes?! Estuviste embarazada y abortaste?!! Casi te mueres en NUESTRA CAMA y adivina quien es el único idiota en toda esta isla que no lo sabia!!!-