Un Peculiar Agosto 16: Matthew Espinosa

1.6K 127 7
                                    

Honestamente no tenía la mejor imagen posible de mí. Mis ojeras se notaban de aquí a la China, mi cabello estaba hecho un desastre, necesitaba un baño y por accidente había rasgado mi playera con una de las sillas de la sala de espera antes que la enfermera me llamase para hablar con el doctor. Caminé por muchos pasillos llenos de lámparas que encandilaban mi vista. Pero al fin pude llegar a la habitación donde se encontraba _____.

—Escuche, voy a dejarlo entrar solo. Si necesita algo o sólo ayuda, oprima un botón que se encuentra en la mesita de noche que está a un costado de la camilla de _____. ¿Está claro?

—Sí —asentí como tres veces y luego giré lentamente la perilla de la puerta.

La habitación era pequeña y pude ver a _____ leer una revista. Ella nunca paraba de leer. Estaba de espaldas y no quería asustarla, así que decidí llamarla.

—¿_____?

Ella se volteó y luego me miró con una gran sonrisa. Yo no sonreí, tenía un sutura desde su mejilla hasta su sien derecha a causa de los trozos de vidrio. ¡Malditos sean!

—¡Matthew! —dejó la revista a un lado.

Corrí a abrazarla. A abrazarla como nunca antes.

—Lo siento por haberte insultado, no quise lastimarte tanto, _____.

—Pero Matt, eso sólo fue en plan de broma.

¿Qué?

—¿Has visto a papá? A lo mejor pasó por aquí mientras estuve dormida. ¿Caleb? ¿Mamá?

Algo andaba mal. Mi cuerpo se me congeló totalmente.

—Tierra llamando a Matthew. ¿Hola? —ella rio.

—_____, ¿qué día es hoy?

—Supongo que jueves o viernes —respondió.

—Sí, pero dime el día, el mes, el año.

—¿Acaso no tienes un smartphone para saberlo? Hoy es el 16 de agosto del 2013.

No, no, no.

—Escucha, el doctor me dijo que necesitabas descansar sólo un poco más —que mentira más horrible—. ¿Podrás hacerlo?

—Claro, no soy una niñita, Matt, tengo 15 años, por Dios —rio.

No, _____. No tienes 15 años y sólo te faltan unas cuantas semanas para graduarte, ir al baile de graduación y sólo unos meses más para cumplir 17 años. Quise decirle todo eso de un disparo, pero iba a ser muy cruel.

—Nos veremos luego, ¿sí? —ella asintió.

Allí fue cuando salí de su habitación y caminé lo más rápido que pude hasta la oficina del doctor. Abrí la puerta de un golpe.

—Doctor Anderson —dije con una mirada fulminante—, ¿por qué no me dijo que el efecto era la amnesia?

—Quise que lo comprobara por usted mismo. Yo no conozco sus recuerdos, pero usted sí.

—¿Cómo se cura? ¡Dígame! —grité.

—En su caso, la cura es el tiempo —respondió.

—¿El tiempo? ¡Sí! El tiempo, gracias. A la mierda el tiempo, doctor Anderson. ¡Que se joda! —cerré la puerta de un tirón y me fui.

Otra vez las lágrimas comenzaron a brotar. Esto no estaba pasando. No en este preciso momento. Caminé hasta la habitación de _____. Abrí la puerta con mucha cautela y la pude ver dormir. Se veía jodidamente hermosa, ¿saben? Me senté en una silla que se encontraba a lado de su camilla y tomé su delicada mano. Su pequeña y delicada mano. Mi celular emitió un pitido. "Número desconocido". Un mensaje, eso era. Lo abrí y sólo pude reírme. Reírme de mala gana.

«Bienvenido a la primera jugada de 24 Horas, Matt».

Thinking Out Loud // OLD MAGCON -Parte 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora