Thinking Out Loud // OLD MAGCON -Parte 4

Una Segunda Oportunidad

Aún no lo podía creer. ¿Qué acabó de pasar? Creí que no regresaría a Estados Unidos. Primero Taylor y ahora él. ¿Esto qué es? ¿El regreso de los ex novios? Sólo faltaba que Cameron regresara del más allá porque ya me estaba volviendo loca.

—_____ —dijo Shawn mientras se levantaba de su asiento—, ¿estás bien?

—Sí, sí —arreglé mi cabello—. Sólo hubo un vendaval —sonreí.

Ambos nos sentamos y en vez de ordenar un helado, pedí un dulce de tres leches.

—Eh... No sé como comenzar esta conversación —ambos reímos—. Ah, lo siento por lo del beso.

—Sólo dime que no te gusto y estamos bien.

—Sólo lo hice por tu bien y no, no me gustas —suspiré con alivio—. ¿Alguna vez llegaste a pensar de que Matthew era tu acosador?

Todo se quedó en silencio. Ante todo, no me sorprende que Shawn sepa lo de nuestro supuesto acosador, pero su pregunta me dejó helada.

—Escucha, sabes que veo el futuro, ése es mi don, pero empecé a creer que Matthew era su acosador porque cuando estuvo en Inglaterra, todo comenzó.

—Nunca me puse a ver eso —dije aún helada.

—Me imagino, pero luego supe que no lo era.

—¿Cómo suprimiste esa suposición?

—Porque él no te está mintiendo. Realmente se fue a Inglaterra por el trabajo de su madre. Nunca tuve una una visión tan lejana. Miré como por tres años adelante y él se estaba graduando en la universidad.

—¿Tú crees qué...?

—No quiero arruinar tu futuro, _____. Como te dije antes, todo esto va a terminar y todo va a estar bien.

—¿Sabes quién es mi acosador? —él asintió—. Shawn, por favor.

Shawn se levantó de su asiento y dejó medio batido en la mesa.

—Deberías llamar a Matthew —y luego se fue caminando.

Luego de haber comprado algunas cosas para reemplazar las que perdí en el accidente, decidí llenar mi bañera. Me quité lo que tenía puesto, lo empujé con mi pie a un lado, y luego me metí dentro de ella. Tomé el teléfono y marqué el número del departamento de Matthew en Inglaterra. Luego de cinco segundos, contestó.
—¿Hola? —preguntó él—. ¿Hola? —dijo otra vez.

Yo comencé a llorar y sin querer, se me escapó un gemido.
—¿Hay alguien allí?
—Matt —se me escapó su nombre.
—_____, ¿estás llorando?
—Sí —asentí, pero era obvio que no me podía ver—. Matthew, quiero estar contigo.
—Pero...
—Al diablo con mi estúpida regla de las relaciones a larga distancia.
—¿Estás segura con lo que estas hablando? Porque comí casi una tonelada en helado mientras terminaba de ver Pretty Little Liars —esta vez me reí mientras secaba mis lágrimas.
—Sí, y lo hago porque te amo.

Estuvimos como por cuatros horas al teléfono. Esta vez dormí con con una sonrisa en mi rostro.