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Salazar y Godric eran enemigos.

A parte de ser ambos viudos, no compartían nada más. Salazar era una persona fría y calculadora, al contrario que Godric, que era conocido por ser cálido, y a veces impulsivo. A veces sus conflictos eran de tal magnitud que los muggles confundían las peleas entre ellos dos con terremotos y otra serie de desastres naturales. Godric adoraba a los muggles, y los veía como personas a las que había que proteger. Salazar los despreciaba por haberse llevado a su esposa.

Pero había algo más.

Siempre había habido algo más.

Cayden cerró el libro.

Los ojos le pesaban, y el cuerpo le pedía descanso, su mente hacía tiempo que se había desconectado.

Se levantó del sillón, era él único en la Sala común de Gryffindor.

No sabía por qué, pero tenía calor.

Se quitó la camiseta del pijama. El sudor le cubría la piel. Se dirigió hacia la escalera que conducía a los dormitorios.

La puerta crujió detrás de él.

La larga melena caía sobre tela blanca, y los poderosos ojos verdes le observaban desde el umbral.

Avanzó hacia ella y le puso la mano en la mejilla, para comprobar que estuviera ahí de verdad. Sin decir más se acercó a la chica, y depositó sus labios encima de los de ella, y ella respondió. Y después salió corriendo.

-Espera.- el vestido la perseguía, y aunque Cayden era rápido, ella lo era más.

Se perdieron por los pasillos, por las escaleras. Cada vez más y más alto, Cayden podía ver el vestido blanco moviéndose por las escaleras.

Llegaron a un pasillo largo, iluminado por la luz de las velas. El frío del exterior se colaba por algún lado.

La chica de pelo negro se detuvo al final del pasillo, apoyada contra la pared, mirándolo fijamente.

Cayden notó un leve calor en sus ojos, pero a medida que se acercaba a ella, era cada vez más intenso y se extendía por su cuerpo.

Cuando estuvo a menos de dos metros de ella, se deslizó por la pared y continuó corriendo. Cayden no paró de perseguirla por la escalera de caracol de la torre de astronomía. Llegaron a la habitación del telescopio, y ella no estaba.

Miró por los enormes ventanales, hacia el paisaje blanco y la estrellada noche. El vaho salía de su boca como un aliento de fuego blanco.

-¿Te gusta?- oyó su voz, sensual y magnética.

Se giró, pero no vió nada excepto el enorme telescopio, y un espejo.

Su reflejo le devolvió la mirada, aunque no se veía en él, con aquellos ojos rojos, y ese aura tan salvaje.

Entonces, al lado de él, en el espejo, apareció la chica, vestida de blanco, giró la cabeza, pero no vió nada a si que volvió a mirar el espejo.

En el reflejo, él y la chica se daban la mano, se miraban fijamente y se besaban.

Notó un leve roce en su mano.

-¿Ves lo mismo que yo?- se giró hacia la chica. La luz de la Luna brillaba en su piel, y tenía las estrellas en los ojos, todas y cada una de ellas.

Ella le colocó el pulgar en el labio inferior y le dibujó la forma. Cayden dudaba si eso era real o un engaño del espejo, así que volvió a mirar, y solo encontró el reflejo de ambos.

Con cuidado, la tomó por la cadera y la levantó, la colocó en el alféizar de la ventana, y finalmente apoyó los labios en los de ella. Las lenguas no tardaron en atacar, agresivas, como dos espíritus enfrentados por generaciones que habían encontrado la batalla final.

Ella enredó sus dedos alrededor del cobrizo cabello de Cayden, y él en respuesta acercó más su cuerpo.

Cada vez que existía una mínima fricción entre ambos, las chispas saltaban. Cayden bajó al cuello de ella, que echaba la cabeza hacia atrás para que él pudiera llegar mejor a la vez que se deshacia en suspiros.

-Eres real.- le susurró Cayden.

-Siempre he estado aquí.-

Cayden paró de repente.

-¿Selene?-

La chica lo miró con los poderosos ojos verdes, se levantó en la cornisa bajo la atenta mirada de Cayden, lo agarró por el cuello y lo dejó colgando encima de metros y metros de caída.

-Slytherin.- le susurró.

Y lo dejó caer.

Se levantó de un salto. Estaba sudando, el fuego de la chimenea era demasiado fuerte. Miró a su alrededor, desconcertado, estaba en la sala común de Gryffindor. Se llevó las manos al cuello, buscando alguna marca. No había nada.

Sabía que había soñado con la chica de siempre, pero le había dicho algo, y se había enfadado y había intentado matarlo.

Pero sí se acordaba de los ojos verdes, y de lo que le había dicho antes de tirarlo.

Slytherin.

¿Qué significaba? ¿Que era una Slytherin? ¿Que era familia de Salazar?

Tal vez podría usar a Selene para encontrarla si era una Slytherin.

El sol brillaba en el horizonte, y se filtraba por las ventanas. Mañana sería Navidad, y los herederos tenían el castillo para ellos solos.

Cansado, bajó al gran comedor para desayunar.

Cuando llegó, ya estaban los demás.

-No tienes buena cara.-Raihan estaba pelando una manzana.

-He tenido una pesadilla.- se sentó a su lado y vertió un poco de leche en un vaso.

-Pues te quiero mañana a tope en el Lago Negro así que descansa.-

La puerta volvió a sonar. Selene apareció por el umbral.

-Pensaba que estábamos nosotros cuatro.- le preguntó a Raihan.

-Se ve que su padre adoptivo no pudo venir a por ella.- le contestó comiendo un trozo de la manzana.

-¿Es adoptada?-

Heirs of HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora