XIII

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El día del baile llegó, y con él, la prueba de Gryffindor.

Cayden lo sabía.

Y tendría lugar en el castillo.

McGonagall les dió instrucciones a los tres de no entrar en el Gran Comedor a menos que fuera estrictamente necesario.

Selene estuvo presente en la reunión con la directora, pero el viernes estaría en el comedor, entre los demás alumnos.

Los Herederos dudaron sobre hacer la prueba sin Sean, pero si no la hacían, acabarían como él.

Cayden se quedó esperando en la Gran Escalera, ya había anochecido, y la mayoría de la gente ya estaba en la fiesta.

Cayden se notaba muy extraño, los últimos días sobrereaccionaba a todo. Pero no se dió cuenta de que Selene bajaba las escaleras hasta que estuvo delante de él.

-¿Te gusta?- Selene llevaba un vestido negro, ceñido, con los hombros al aire de pedrería. Le perseguía una pequeña cola translúcida que nacía en el corte de su rodilla.

-Sí.- Cayden afirmó, y por su mente pasaron imágenes que le hicieron avergonzarse de su propia imaginación, pero mirarlas una segunda vez. Sin embargo, en sus fosas nasales, había algo más fuerte. Se acercó hasta Selene para poder olfatearla mejor. -Hueles muy bien.- enseguida se arrepintió de lo que dijo.

-¿A sí? ¿A qué huelo?- Selene se rió.

-Brisa de mar.- determinó después de acercarse más aún a ella.

-Cayden, es la hora.- Raihan los molestó, y Selene aprovechó para marcharse. -¿Brisa de mar? Es la manera de ligar más penosa que he visto.-

-¿No la has olido?-

-Claro que sí, son feromonas.- le mostró la marca morada de su cuello.- Por esa razón le he pedido a Anne-Marie que me marque.-

-¿Y qué pasa si no me han marcado?-

-Tienes suerte de que Selene no vaya a pasar la noche contigo.-

-¿Por qué?-

Raihan lo miró y se rió.

-¿Dónde vamos?- Hope apareció por detrás, llevaba una camiseta con tirantes, y pantalones ceñidos a sus infantiles curvas.

-¿No vas demasiado incómoda?- preguntó Cayden.

-La verdad es que no. ¿No te gusta la ropa?-

Hubo silencio.

-Vamos a poner nuestra vida en riesgo.- Raihan comenzó a andar, y enseguida Cayden tomó el liderazgo.

Los condujo por las escaleras hasta el tercer piso. Cruzaron un par de pasillos hasta llegar a uno sin salida.

-¿Estás seguro de que es aquí?- preguntó Raihan.

Asintió con la cabeza, y notó el ardor en los ojos.

-¡ÁBRETE!- le gritó a la pared, y apareció una puerta.

-¿Qué ha sido eso?- preguntó Hope.

-Es lengua de las Bestias. Es una especie de Pársel, que funciona con algunos animales.- Raihan conjuró el Alohomora y la puerta se abrió.

La habitación estaba oscura. Cayden extendió las manos, y las antorchas se encendieron, dejando ver una sala en la que solo había un tapiz y una escalera que descendía.

El tapiz tenía una escena, en la que un león estaba siendo asfixiado por una serpiente. Entonces pensó en Sean, y luego en Selene.

Bajaron la escalera, Cayden abriendo la marcha. No había más luz que la que emitía su mano.

-Tened cuidado.- pidió Cayden, y se resbaló. Oyó como lo llamaban por su nombre y el sonido de piedra entrechocando.

Se levantó en una sala redonda, no había salida. Un círculo de llamas verdes nació de la nada.

-¿Quién eres?- una voz sonó por todos los recovecos.

-Soy Cayden Gryffindor.-

-No te pareces a Gryffindor.-

-Soy uno de sus herederos.-

Normalmente, Cayden soportaba todo el calor de cualquier llama, pero esas llamas verdes le estaban haciendo sudar.

-Demuéstralo.- una pequeña llama saltó del círculo. Le dió a Cayden, y le quemó la chaqueta de cuero. Soltó un grito, se había abrasado.

-¿Dónde está Slytherin?- preguntó la voz.

-Esta muerto.-

-Mientes.- otra llama le golpeo, esta vez en el muslo.

-No miento.- gritó.

-¿Entonces por qué noto su presencia en el castillo?- Cayden se acordó de Hope rompiendo la varita. Sean no era el verdadero heredero.

-Se esconde.- pensó Cayden en voz alta.

-Encuéntralo, y cumple el deseo de Gryffindor.- las llamas llegaban al techo.

-¿Qué quería Godric?- preguntó Cayden asfixiándose.

-Haz lo que tengas que hacer.- Había un brillo en el techo, que lo miraba fijamente, y podía ver cómo algo se movía en la piedra y comenzaba a emerger.

El calor le impedía levantarse del suelo. Tosía, y la vista se le nublaba. Tenía que crear una salida.

El techo se volvió a mover, y sacó una garra.

El techo y las paredes no eran una opción, solo quedaba el suelo. Pero si fallaba su plan, moriría.

Colocó ambas manos en el suelo, y calentó la piedra hasta que empezó a derretirse.

Notaba como alguna chispa saltaba y le quemaba la espalda, gritaba. Y en el techo rondaba aquella bestia de piedra.

La piedra bajo él chillaba por el calor. ¿Pero y si no lo lograba?

Los ojos le ardían, pero había algo que le hacían seguir luchando. Cuando saliese de ahí, cumpliría la voluntad de Godric, matando al heredero de Slytherin y le confesaría a Selene qué estaba enamorado de ella.

La piedra comenzó a ceder bajo él, pero la bestia de piedra le logró alcanzar la espalda.

El techo cayó bajo él. Lo había conseguido. Pero el animal de piedra también.

Reconocía la habitación. El Gran Comedor.

Intentó levantarse, pero la espalda le dolía horrores.

El león de piedra le miró directamente a los ojos. No podía defenderse y ambos lo sabían.

El montón de piedras se echó hacia atrás, preparando un aliento de llamas verdes.

Cayden, todavía entre los escombros, echó la cabeza hacia atrás, listo para morir.

Vió el vestido negro de pedrería correr hasta que se puso delante de él.

-Selene, no.- fue capaz de susurrar.

Heirs of HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora