XVIII

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La hoja de la espada impactó en el tronco, que emitió una luz verde. Algo le pegó un tirón en la muñeca y le dolió todo el lateral derecho. Como si le hubieran apaleado.

Delante de él estaba ella.

Era Selene.

La auténtica.

Lo miraba como si lo pudiera matar con esos ojos verdes, como si fuera un insecto.

Miró dónde estaba la otra chica. Había desaparecido.

Selene.

Se lanzó contra él y le golpeó en la garganta. Le dejó sin aire por unos segundos, los suficientes para que se volviera a marchar.

SELENE.

Gritó, pero la noche ahogó su voz.

Se había transformado en Basilisco, y se ocultaba en la noche de Cayden. Reptó hasta el lago y se fue hacia la Cámara de los Secretos.

Había estado transformada en árbol por tres meses, y había aprovechado cada segundo para aumentar y mejorar su poder.

-Tom, he vuelto.- gritó al cruzar la enorme puerta de mármol. Se acordó de que estaba sola al mirar el enorme agujero del suelo.

Extendió la mano y selló la Cámara de nuevo, además de añadir hechizos de protección.

Después se acercó a una de las paredes de la Cámara, y presionando sobre la cabeza del relieve de una serpiente, abrió una puerta secreta. Cruzó el umbral, y llamas verdes iluminaron el lugar. Había una cama, un escritorio y un armario. Además de otra puerta.

No era la primera Slytherin que tenía que esconderse.

Revisó el escritorio y encontró una pluma estilográfica con forma de serpiente. Sacó algo de pergamino y escribió.

¿A quién pertenece esta pluma?

A Tom Marvolo Ridle.

Dejó la pluma, y de los recuerdos residuales que quedaban en la pluma sumados a los suyos, conjuró a Tom.

-Selene.- se lanzó a sus brazos.

-Tom.- lloró en su hombro.

-¿Qué te ha pasado, pequeña?- le acarició el pelo hasta que se tranquilizó.

-Aquel día, me lanzaron una maldición Cruciatus, me golpearon, y he estado encerrada en un árbol hasta ahora. Y sé que me lo merezco.- lloró aún más.

-Nadie se merece una maldición imperdonable.-

-Raro que lo digas tú.- se rió sollozando.

-¿Cómo has escapado?-

Y Selene se cayó de rodillas.

Estaba desnuda, pero parecía que iba vestida de rojo. Tenía un corte limpio en el lado derecho, a la altura de la cintura.

-Al agua, rápido.- Tom la levantó entre sus brazos y cruzó la puerta de la pequeña habitación llegando a un baño, llenó la bañera de agua y metió a su sobrina, tintando el agua de color rojo. La herida empezó a cerrarse. Se levantó y sacó la ropa de Salazar del armario.

-Gracias, Tom.- dijo Selene con los ojos cerrados.

-Ha llegado la hora. Lo sabes, ¿verdad?- le avisó.

-Lo sé.- al abrir los párpados mostró los ojos verdes.

-¿Sabes qué tienes que hacer?-

-Matarlo.-

-Selene, ¿no te acuerdas de lo que hablamos aquella noche?-

-No. No me acuerdo de aquella parte de la noche por mucho que intente acordarme.-

-No tienes que matar a Cayden.-

-Fue la espada de Godric la que me ha hecho esto.- señaló la casi cerrada herida.

-Pero Selene.- comenzó a decir Tom.

-No voy a permitir que él me mate antes.-

-No lo haría ni en un millón de años.-

-¿Cómo lo sabes? ¿Y si fue él el que irrumpió aquí hace tres meses?-

-Selene debes estar ciega para no ver que está enamorado de tí.-

Selene soltó una carcajada.

-Y tú debes estar ciego para no ver que es una falsa.-

-Tú también le amas, puedo verlo.-

-Amo más mi vida.-

-Pero estáis unidos.- Tom le cogió la muñeca dónde tenía la cinta violeta. -Eso significa que él te salvó la vida. Cuando absorviste el veneno del cuerpo de Hope, él te transfirió parte de su poder. Por eso el agua de la bañera es caliente.- Señaló el vaho en el espejo.

-Más posibilidades de matarlo.-

-No es lo que quedría Salazar.-

-¿Y cómo sabes lo que quiere alguien que lleva siglos muerto?-

-Hablé con él cuando obtuve el poder total de Slytherin.-

-Eso significa que en la cuarta prueba yo también lo veré.-

-Por eso te pido que no mates a Cayden antes de que acabe la prueba.-

-No prometo nada.-

Selene salió de la bañera, y se enfundó en aquella ropa.

Unos pantalones de cuero ceñido que tenía reflejos verdes, una camiseta de mangas y cuello largo pero que le hacía mostrar todo el abdomen. Unas botas y una chaqueta que le llegaba a la mitad de las pantorrillas.

-¿Estás lista?- preguntó Tom.

Asintió con la cabeza.

Podía notar por el calor en su vientre bajo que había llegado la hora.

Salió de la Cámara, y transformada en Basilisco fue por las tuberías hasta la sala común de Slytherin.

Todos se asombraron de ver a la enorme bestia, pero se sorprendieron más al verla tan viva.

Vitoreaban como si hiciese meses que no hubiese nada que celebrar.

-¿Qué ha sucedido?- preguntó.

La prefecta dio un paso hacia delante.

-Desde que desapareciste, la casa Slytherin se ha visto recluida y encerrada. Nadie nos trata como iguales, no somos mejores que una cuchara para ellos.- le explicó.

-¿Qué pasa cuando te metes con la casa Slytherin?- gritó.

QUE TE MUERDE DE VUELTA.

Todos respondieron en un unísono, y comenzaron a salir liderados por Selene.

Cualquier otro estudiante que los mirara se quedaba con los ojos y la boca abierta.

Incluso McGonagall.

La multitud siguió a Selene hasta el inicio del Bosque Prohibido, y cuando ella puso un pie dentro, los árboles formaron una cortina detrás de ella.

La prueba de Hufflepuff había comenzado.

Heirs of HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora