II

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¿Quién eres?

La chica de pelo negro se volvía a perder en la niebla con el largo vestido blanco detrás de ella. Los poderosos ojos verdes y los labios rojos era lo único que Cayden recordaba al despertarse.

Ese sueño lo había perseguido todo el verano, y los ojos le escocían cada vez que lo tenía.

Al principio solo lo tenía una vez a la semana, y lo asociaba con algún sueño subido de tono, pero luego se hizo cada vez más frecuente según se acercaba la vuelta a Hogwarts.

¿Quien era la chica?

-Buenas, Cay. Vamos, el tren sale en cinco horas y hay que llegar a Londres.- Hope, la hija de los vecinos de enfrente asomó por la ventana.

El chico saltó de la cama y se tapó con la sábana. Aunque Hope hacía eso todas las mañanas, todavía no se acostumbraba, y tampoco se sentía cómodo con una niña mirándolo semidesnudo y con lo que le hacía un hombre tan despierto como él.

-¿Puedes irte Hope? Quiero cambiarme.-

-Claro.- la niña se marchó y Cayden se deslizó hasta la ventana, la cerró y corrió las cortinas.

Enseguida se cambió y con ayuda de sus padres, colocó el baúl en el maletero. El sol del uno de septiembre empezó a aparecer en el horizonte, y lo abrazó.

Llegaron a Londres un poco antes de que el tren se fuera, así que Cayden perdió la esperanza de sentarse con sus amigos. Se despidió de sus progenitores, y cruzó por el andén, donde ya estaban pidiendo a los pasajeros que subieran.

Todos los vagones de sexto curso parecían ocupados excepto uno.

Sentada, mirando la ventana había una chica de pelo negro. Cayden se quedó un segundo apreciándola, parecía la chica del bosque de sus sueños.

-Esta libre.- dijo la chica girandose hacia el recién llegado.

No hacía falta que le viera los ojos para saber que aquella no era la chica del bosque, con la corbata verde. Su enemiga en Hogwarts, una Slytherin.

-Vaya, pero si eres tú, el que no aguanta a los Slytherin.- dijo al volver su gris mirada a la ventana.

-No sois de fiar, lo dice todo el mundo.-

-¿Eso es verdad? O solo intentas justificar tu odio irracional.-

La puerta del compartimento se abrió.

-¿Te has quedado sin sitio, Cay?- Hope volvió a aparecer.

-Está conmigo, no te preocupes.- la Slytherin habló desde la ventana.

-¿Es amiga tuya?- preguntó la niña.

-Si.- Cayden se apremió en contestar.-Es mi amiga, y voy a pasar el viaje con ella. Así que no me molestes, Hope. Ya nos veremos en la cena de bienvenida.- el mayor se despidió y tardó unos minutos en deshacerse de la rubia.

La chica Slytherin no se despegó de la ventana, y Cayden tampoco se iba a rebajar a hablar con una serpiente. Así que se sumió en el sueño.

La chica volvió a aparecer.

Estaba cerca. ¿Significaba eso que estaba en el tren?

Cayden.

Lo llamaba con una voz dulce y magnética.

Cayden.

La chica le puso una mano en su desnudo pecho y subió por los pectorales hasta que lo cogió por la barbilla y le obligó a mirarla a las ojos.

Los ojos verdes lo miraron, y le penetraron. Colocó la mano en la barbilla de la chica, en su piel blanca como la nácar y abrió los labios ante el contacto. Cayden se avalanzó sobre ella a la misma velocidad que ella atacó. Las lenguas entrechocaban y peleaban, había lujuria entre ellos. Se habían encontrado por fin.

¿Dónde estás?

La chica de ojos verdes le miró y abrió los ojos.

Siempre he estado aquí.

-Cayden, despierta.- Raihan le estaba sacudiendo.

-Ya estoy despierto, para. Joder.- Cayden saltó del asiento.

-Tu amiguito también está despierto.- le avisó el prefecto de Ravenclaw.

La sangre la subió a las mejillas, y miró todo el compartimento. Estaba vacío.

-¿Y la chica?-

-¿Qué chica?-

-La Slytherin.-

-Estabas solo cuando llegué.- Raihan le extendió la capa.-Pensaba que estabas por encima de los Slytherin.-

-Y yo pensaba que los prefectos debían ser imparciales.-

-Sabes que soy imparcial a la hora de hacer mis deberes como prefecto. Pero como persona tengo opiniones, que están bastantes influenciadas por el hecho de que un Slytherin mató a mis abuelos.-

-No lo sabía, tío.-

-No puedes solucionarlo. Venga, vamos. Los carruajes ya están fuera.-

Los dos muchachos abandonaron el tren, y se montaron en el último carro que había en la estación.

Durante el camino hablaron de lo que habían hecho los últimos días de verano, mientras no se habían visto. Raihan había pasado el verano en Birmingham junto a Cayden, había estado trabajando en una tienda de libros mágicos en Small Heat, y había estado viviendo en la casa de Cayden durante los dos meses que duró su contrato. Se convirtieron en amigos, y a cambio, Raihan colaba a Rayden en los pubs y le invitaba a whiskey y bourbon. A veces también iban a casa de Hope, jugaban con ella, y le ayudaban a prepararse para el siguiente año escolar. Cuando Raihan se fue, a mediados de agosto, le regaló a su anfitrión una botella de whiskey escocés y un libro, Historia de Gryffindor.

No se lo había leído, pero lo llevaba en el baúl.

Llegaron al castillo, y tras la ceremonia de Selección, tuvieron la cena en el Gran Comedor.

La mirada de Rayden se deslizaba a la mesa de Slytherin.

La chica del tren no estaba.

Heirs of HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora