X

4 1 0
                                    

Selene tragó saliva.

Y Rowena aprovechó ese momento para acercarse a ella y rozarle la sien con la yema de los dedos.

-¿Selene?- no estaban en la habitación de la gruta. Estaba en Mánchester, estaba en casa.

-¿Mamá?- Selene miró en toda la casa, y cuando entró en su vieja habitación, allí estaban, sus padres.

-Selene, que mayor estás.- su madre la estrechó entre sus brazos.

-Has crecido bastante pequeña.- su padre las abrazó a ambas.

-Os he echado tanto de menos estos años.- Selene estaba llorando, y se aferraba a sus progenitores.

-Nosotros a tí también, sangre sucia.- temblando, Selene giró la cabeza.

Estaban en el umbral de la puerta, con las máscaras sin cara.

-¡NO! Esta vez no lo vais a hacer.- Selene se colocó delante de sus padres.

-¿Nos lo va a impedir una niña?- Selene se miró las manos, el cuerpo entero le había encogido, volvía a tener ocho años.

-Pequeña serpiente. No puedes hacer nada, es lo que se merece nuestra familia.-

-Pero vosotros sois buenos.-

-Pero somos familia de alguien muy malo, y tenemos que pagar por lo que hizo.- dijo su padre algo apenado.

-¡No tenéis que hacerlo! Vuestras vidas son importantes.-

-Cariño, somos descendientes de Slytherin, familia directa de Tom Riddler, y renunciamos a la magia, nuestra idas importan menos que las de cualquier otro mago.-

-¡Pero vosotros no habeis hecho nada de lo que hizo Voldemort!- a Selene las lágrimas se le habían acabado.

-Selene, arrodíllate y deja que estos buenos hombres hagan lo tengan que hacer.- su padre la cogió por los hombros, y la miró directamente a los ojos. -Hazme caso, soy tu padre. Mira, ya han acabado con mamá.- se hizo a un lado y vió la escena que la había estado persiguiendo por años.

Su madre decapitada, con el cuerpo roto y agredido, ningún hueso en su sitio, y en la pared escrito en letras rojas SLYTHERIN.

Los hombres de las máscaras cogieron al padre de Selene. Colocaron su cabeza entre el marco y la puerta, y golpearon una vez tras otra, hasta que la niña no podía reconocer a su padre. Uno de ellos sacó la varita, y el cuerpo del padre se dobló sobre sí mismo, luego otra vez, y otra, y otra, los huesos le perforaban la piel, y asomaban blancos, con los ligamentos aún pegados.

Después tiraron el cuerpo al lado del de la madre. Selene no paraba de temblar, cubierta de la sangre de sus padres.

Los hombres se acercaron a ella. Había humo y calor. Demasiado calor.

-¿Te ha mordido la lengua la serpiente?- preguntó uno de ellos.

-Expelliarmus.- oyó en la puerta.

Los hombres de la máscara se cayeron delante de ella, y una melena rubia apareció en su campo de visión.

-Selene.- Malfoy la tomó en brazos, y la sacó de la casa.

-¡MAMÁ! ¡PAPÁ!- ella pataleaba sin descanso.

Selene tomó una gran bocanada de aire, y volvió a estar en la cueva. Delante de ella, Rowena estaba llorando.

-Hija, ¿que te han hecho?- Ravenclaw colocó una mano sobre su mejilla, y Selene notó un peso en su costado.

-No me llames hija. Mi madre está muerta.- sacó la katana y le asestó un mandoble al fantasma de Rowena, liberando así a Cayden.

-¡Cay!- guardó la espada, y se lanzó al lado del chico.

Él tomó varias respiraciones fuertes, buscando oxígeno.

Selene le apoyó la cabeza sobre sus rodillas, y lo tranquilizó hasta que cesaron las toses y la hiperventilación.

-Selene, estamos vivos.- Cayden extendió una mano hasta que pudo tocarle la cara.

-Sí, lo estamos.-

Estuvieron un rato hasta que Cayden pudo levantarse y andar, buscaron por toda la habitación una forma de salir, pero no había nada.

Cayden buscó una pista, o una llave, y donde había estado Rowena, había un papel.

-Creo que he encontrado algo.- Selene se puso a su lado para poder verlo mejor. -Para el Barón, -comenzó a leer- solo hallarás la salida si demuestras que tienes lo que yo más quiero.-

Se miraron por un segundo.

-¿Alguna idea?-

-Veamos, en los libros, Rowena perdió la cabeza por encontrar una diadema.-

-Pero no hay ninguna aquí.- Cayden pensó.- ¿Quién se llevó la diadema? Quizá lo que buscaba era al ladrón.-

-Helena, su hija Helena robó la Diadema. Lo dijo antes.-

-Entonces si ella se ha referido a mí como el Barón, entonces tú eres Helena.-

Los dos se miraron algo incómodos.

-Selene, yo. Quiero que pase lo que pase, sigamos siendo amigos.- Cayden no pudo terminar, tenía los labios fríos de Selene contra los suyos.

La cogió de la camiseta para acercarse más a ella. Llevaba tanto tiempo esperando que no la iba a dejar.

Oyeron algo moverse, y la luz del sol entrando. Se separaron, y se marcharon hacia la luz.

-Ya era hora.- Raihan los recibió malhumorado.

-¿Donde está Sean?- preguntó Selene.

-No lo sé.- respondió Hope.

-Quizá debamos entrar a por él.- Cayden se vió interrumpido por el sonido de una trampilla abriéndose, Sean estaba ahí, y se desplomó delante de los cuatro.

-Sean.- gritaron los cuatro.

Raihan y Selene se acercaron a él.

-No tiene pulso.- anunció Raihan.

Heirs of HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora