❝Se supone que a Soobin no le gusta Yeonjun...
... Aunque la persiana semiabierta de su habitación sea testigo de todo lo contrario.❞
Donde Yeonjun llega a la vida de Soobin para generarle muchas dudas, pero también se queda ahí para responder cada...
Según esta ley, existen figuras más pregnantes que tienden a percibirse primero o producir un mayor impacto visual.
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Soobin sabe lo que ha visto. Parece un sueño, pero sabe que no está alucinando.
Ha sido a través de la ventana abierta de la cocina que da hacia el lateral izquierdo de la casa contigua.
Melena rosa brillante reflejando el sol de verano que baña el balcón del chico nuevo de al lado, brazos descubiertos fuertes y piel suave y blanquecina se dejan ver detrás de un bien escatimado en tela, pequeño y bendecido crop top.
Está tan asombrado por lo que ha visto que la voz de su hermano suena distante cuando éste suelta un << ¡Maldición! ¡Bañaste mis zapatos nuevos con tu saliva! >> Justo en el momento en que Soobin despierta de su ensoñación para limpiar el agua que se desliza por las comisuras de sus labios.
Está avergonzado, sí. Pero eso no lo detiene cuando se dispone a ignorarlo y no pierde más tiempo cuando empuja a Jungkook de su camino y recibe un golpe en respuesta por parte de él en sus costillas que lo hace chocar contra la pared de la cocina. No es lo suficientemente importante, por lo que continúa su carrera hasta surcar los escalones con sus largas piernas de dos en dos y llegar en un santiamén a su habitación y cerrar la puerta con seguro.
Esto está mal y lo sabe. No hay razón alguna para que una persona que no ha visto en toda su vida lo haga reaccionar de tal forma descabellada y fuera de lo común.
Suspira nervioso y se aproxima hacia la ventana de su habitación.
No sabe lo que está haciendo, pero sus hormonas se han vuelto locas con la escena que presenció desde la cocina.
Así que Soobin solo está shockeado porque no puede ser posible lo que ha visto. Esa imagen no deja su cabeza y hace que sus piernas tiemblen y su corazón lata con fuerza
— Solo voy a echar un vistazo. No soy un pervertido, solo tengo curiosidad.
Se repite, mientras tira con cuidado de la persiana frente a él y con valentía se aproxima hasta mirar por la ranura descubierta.
Ahí está.
Está ahí en el balcón luciendo tan impresionante cómo hace un momento. Y Soobin se siente tan descolocado porque es tan real como nunca creyó antes que alguien podría serlo. Sus manos pican por abrir la persiana por completo y observar a su nuevo vecino con más detalle. Pero se mantiene quieto y observa.
Aquel desconocido resulta ser desde ese momento la definición de fantasía en la vida de Soobin. Lo piensa mientras lo mira estirar sus brazos; levantando la pequeña tela que cubre la parte superior de su cuerpo, dejando a la vista de Soobin, y a la de cualquier privilegiado que lo esté presenciando justo ahora, parte de su blanquecina piel.
Soobin no puede verse a sí mismo, pero su cara se ha pintado de rojo y sus manos ya están sudando por el nerviosismo. Traga saliva y sonríe inevitablemente cuando su nuevo vecino despeina su cabello brillante y dibuja un puchero en sus abultados labios, quejándose del fuerte sol que lo deslumbra. Soobin ríe un poco ante la dualidad del individuo y segundos después suelta el aire retenido, cuando él desaparece detrás de la cortina en su ventanal.
Alejándose de la vista de Soobin y de su alocado corazón.
Es ahí cuando la magia se ha esfumado y la atmósfera emocionante se ha pincelado nuevamente con los grisaseos tonos de las paredes de su habitación. Todo ha parecido tan irreal que Soobin suelta la persiana lentamente y regresa unos cuantos pasos solo para caer de espaldas en la dulce realidad con un fuerte golpe de su espalda cayendo sobre las sábanas del colchón.
– ¿Qué fue eso...?
Piensa olvidarlo porque…
A Soobin no le gustan los chicos.
Soobin no espía a sus vecinos.
Y definitivamente esto no se convertirá en una obsesión...
...O al menos esa fue la intención desde el principio.
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