Capítulo 22.

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Jungkook no era una persona agresiva o grosera. De hecho, se irritaba poco; pocas veces en su vida se sintió enojado o fuera de control. Y esa mañana en particular, había algo fuera de la habitación de Seokjin en esa enorme casa que lo estaba molestando. Era un par de cuchicheos.

Y era específicamente la voz dulce y un poco chillona de la que reconocería como Solbin, que lo irrito más.

Estaba muy molesto por escucharla tan temprano en la mañana, sus ojos ardían un poco y sus pestañas pegadas no lo dejaban ver bien. Su cuerpo se sentía muy adolorido.

Crecía un enojo en su interior porque necesitaba dormir más. El sexo lo había dejado destrozado. Seokjin había estado exquisito, repartiendo besos y mordidas. Entregado, mientras gritaba el nombre de Jungkook y arañaba su espalda. Dócil y fácil de manejar, como si no fuera la persona más difícil que Jungkook haya conocido en su vida.

El menor presto atención y por supuesto la mujer en cuestión seguía hablando de ellos con alguien. Se sintió más molesto, Como podía ser asi con Seokjin, que era maravilloso y no merecía los cuchicheos de una persona que no supo admirar su belleza, su inteligencia y compartir su intimidad. Tampoco merecía que hubiera otra persona hablando de él e involucrada en esos chismes.

Jungkook respiro lento y profundo. Observo dormir a Jin, hecho un ovillo en su lugar mientras abultaba sus labios ahora más hinchados su cuello lleno de pequeñas marcas oscuras y algunas otras de un tenue rojo que desaparecieran en el transcurso del día. Parecía como un pequeño ángel, aunque por dentro era todo lo contrario y era tan perverso como atrevido.

El menor no quería que nadie molestara o incomodara a esta bella imagen matutina.

Jungkook no lo pensó. Se levanto, tomo unos pantalones cortos de su maleta, una playera de tirantes y puso un poco de colonia en su cuello. Era hora de un rato de ejercicio, meditación... y poner a gente grosera en su lugar.

El jardín enorme en la casa de Seokjin era perfecto para eso.

Abrió la puerta, había dos mujeres paradas frente a él que lo miraron como si le hubieran salido otras dos cabezas. Espero un comentario detestable de Solbin, pero sorpresivamente era la madre de Solbin que estaba frente él.

Ambas miraron su pecho fuerte y casi descubierto. Ambas se ruborizaron, pero Solbin no se detuvo a pesar de eso, en cambio suspiro fuerte inhalando aire, entonces su mirada cambio a una casi colérica y su rostro se volvió rojo.

Jungkook estuvo casi seguro que un gruñido salió de su interior porque el aroma de Seokjin invadió sus sentidos. Cabe destacar que el perfume que usaba Jungkook lo tomo prestado del buro de Seokjin.

Seguía viendo con gusto como la cara le cambiaba. Era perfume que Solbin olio por más de tres años y que seguramente estaba en su memoria como cada cosa que habia vivido con Jin. Pero ahora ya no pertenecía a ella, pues era ahora el perfume que se grabó en la piel de Jungkook una noche antes.

Jungkook le sonrió, demasiado sínico suspirando fuerte e inflando su pecho. Amaba la sensación de haber molestado a Solbin.

-Buenos días -dijo con esa sonrisa grande -Disculpen, Seokjin-hyung está dormido, está muy cansado después de ayer. ¿Serían tan amables de dejarlo descansar y bajar un poco el ruido? Solo hasta que se levante... si es que puede, claro.

El rojo en sus rostros, aumento. Ambas siendo conscientes en ese momento, de un semidesnudo Jungkook. De ese par de marcas rojas que estaban en su cuello, de esos rasguños en sus brazos, y los hombros. Regresando la mirada a su rostro demasiado serio para las palabras tan amables que había soltado. Ahí descubrieron sus labios mordidos e hinchados.

Bad guys (JINKOOK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora