El último remolino.

Decisión.

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El rubio lentamente abría los ojos no sabía cuánto tiempo había pasado lentamente su vista se fue acostumbrado el cuarto era amplio y olía horrible era el último lugar donde quería estar en el hospital.

El vio un vaso de agua y una flores en la mesa logró conseguir tomar el vaso de agua para quitarse la sed.

No sabía que había pasado solo recordar que usó su Rasengan shuriken para terminar con  los shinobis pero quedó atrapado enmedio de la explosión dió un respiro.

Lentamente se quitó la aguja que le suministraba el suero busco la ropa pero no había nada dió un respiro profundo tenis que irse del lugar.

Logró escabullir por el hospital y tomar una bata blanca después de lograr escapar del hospital caminaba por el bosque no quería que pasará algo por su culpa.

Miraba el cielo azul se pregunta si era un sueño o era la realidad o la última opción se volvió loco dió un respiro y se fue de aquél lugar sabía que tenía que huir quería saber que demonios pasaba nada era igual.

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En hospital era un disturbio la pelirroja quién casi no se había despegado de su lado para cuidarlo y limpiar sus heridas en persona había logrado escapar de los anbus quien fueron descubiertos mirando las nubes.

Ella buscaba rápidamente por todos lados mientras que un rubio parecía hablarle pero ella solo lo miró con unos ojos que lo dejaron sin color.

Dónde se metió no pudo ir lejos si es un espía de iwa o kumo?. — decía una rubia el peliblanco nego con la cabeza de cierto modo le caía bien no sabía el porque.

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Miren la fea del clan Uchiha das lastima eres débil. — un par de niños molestaban a una niña azabache ella solo quería llegar a la seguridad del clan Uchiha.

Ella serró sus ojos cuando vio que un niño le había lanzado una piedra pero jamás sintió el golpe al abrir sus ojos fue cuando lo vio un rubio con ojos azules.

No me gusta que otros abusen de la gente. — los chicos juraron ver una enorme sombra y una sonrisa lúgubre ellos se habían orinado en sus pantalones.

Vamos de aquí es un demonio!!. — los chicos corrían del lugar el rubio se dió la vuelta y cambio su fría mirada por una cálida y amigable el le extendió su mano para ayudarla a ponerse de pie ella solo tomo la mano.

Estás bien no te hicieron dañó. — ella se había quedado sin decir nada. — te acompaño a tu casa para que nadie te moleste.

Durante el camino ella le daba miradas fugaces un gran rugido puso en alerta a ambos pero después el rubio olvidó una cosas importante antes de irse del hospital pasar por la cocina.

Jejeje mi culpa . — tenía un gran sonrojo ella solo movió sus ojos pero ahora podía pagarle por lo de hace rato.

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Al llegar a la casa ella hizo una reverencia hacia unas fotografías y el hizo lo mismo ahora sabía que era huérfana dió un respiro profundo.

Quédate aquí y no toques nada por favor. — ella había entrado a la cocina después de un rato traía una bandeja de bolas de arroz y ramen.

El tiempo se había detenido para ellos el rubio escuchaba a la azabache ella por primera vez sentía que alguien la entendía.

El rubio acarició aquella cabellera negra miró aquél rostro estaba feliz el la cargo la llevo al habitación donde no logró conseguir que ella lo dejara de había aferrado a él como si su vida dependería de el.

Ella al despertar logró conseguir verlo con claridad entre las sombras grabó en su mente el rostro de él.

El rubio despertó y vio que al fin era libre era mejor dejarla no quería que tuviera problemas por su culpa.

El rubio salió de la casa era de madrugada y las cosas se habían calmado un poco dió un respiro profundo.

El se movía rápidamente para irse hasta que se detuvo no se movía el viento alzó una pequeña nube de polvo.

Se que están aquí me detectaron hace dos minutos o me equivoco. — varios anbus aparecieron el solo se entregó.

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El no podía creer que estaba en la prisión y además nadie le había creído que era un shinobi de la aldea lo llamaron espía no podía mostrar nada porque no traía nada consigo.

Estaba dando vueltas en la pequeña prisión tenía que escapar si no le habían creído el jefe de los anbus que posibilidad le creyera el hokage.

Dió un respiro profundo se sentó a esperar fue cuando escucho que sería sentenciado a muerte órdenes del mismo hokage.

Era el último día que estaba en aquella prisión lo habían torturando para que les dijera cuáles eran las verdaderas intenciones que tenía en la aldea al principio repetía sin cesar que era fiel a la aldea pero nada bueno logró conseguir.

El rubio estaba encadenado sabía que pronto entraría por esa puerta su verdugo  lentamente se escuchó los pasos por esos vacíos pasillos.

No me arrepiento de nada todo lo hice por proteger a mis condiciones y sueños. — el rubio solo serró sus ojos para aceptar que no había llegado más lejos.

La puerta se abrió era la pelirroja y la azabache quienes habían logrado entrar a los cuarteles generales de los anbus.

Vamos reacciona. — el rubio al verla le alegro mucho verlas. — pude tomar ese kunai de tres puntas de tus ropas.

Y para que nos sirve eso ni corta un queso. — decía la azabache quien tenía los brazos cruzados.

Es suficiente para mí con eso podré irme de este lugar ponlo en mi boca y verás como salgo. — la pelirroja solo puso el kunai en el suelo para después el rubio apareció enfrente de ella.

Es ahora de irme les agradezco... — las niñas lo abrazaron fuerte.

Ahora somos traidores de la aldea saben que podrían hacernos a las dos por favor llevarnos lejos de este infierno. — el rubio miró a las dos no sabía que decir fue entonces que sintió como firmas de chakra se acercaban rápidamente a su lugar.

El hokage juntó con los Sannin habían llegado pero no había nadie solo un cuarto vacío.

Busquen por toda la aldea cierren todo si tienes razón Orochimaru el espía pude que tenga la suficiente información para que iwa o kumo logré atacar. — todo se pusieron serios.

El prisionero fue ayudado desde afuera no pidan escapar tenemos un traidor en la aldea. — había dicho uno de los anbus que se sostenía con la ayuda de la pared.