Capítulo V Criaturas

163 9 4
                                    

Regresé a la escuela.

Seguía con mis tareas por la tarde,

Mis abusos por la noche,

Mis desvelos de madrugada.

Estoy sentada sin mis auriculares, que era claro indicio de que algo estaba fuera de lo común

Antony me mira y yo le sonrío.

Cada acción que hago sorprendía a las personas.

Participe en clase ahora sorprendo a Roberto.

*-Tienes que impresionar.-*

No sacaba eso de mi mente tenía que llamar la atención a como diera lugar, el mejor consejo que me dieron fue que actuará con naturalidad pero para ser sincera no creí que esto se desarrollará tan bien.

Las personas siempre queremos impresionar, otras pasan desapercibidas cuando en el fondo quieren la atención de alguien. Que rara es la humanidad.

A la hora de las dosis del medicamento de la inmortalidad, lo bebí; días antes Abigail me había preparado para esto aunque aun se sentía un peculiar mareo que sólo se sentía cuando estuve en la cima de la torre de vigilancia a punto de terminar con todo.

Terminan de darnos nuestras dosis y Antony se acerca.

-Es la primera vez que veo que la bebes de verdad.- dijo impresionandome.

Siempre creí que había sido una marioneta, que no tenía conciencia de lo que no pasaba a su alrededor.

-Siempre la tomo.- Intente mentirle.

-No intentes hacer eso conmigo.- Sumio sus enormes ojos azules en mi rostro.

LO TENGO.

-Disculpa, ¿Como va tu banda?-

-Todo en órden.- me respondio orgulloso.

-Podrias... ¿Podrias dejar que te escuche?-

Conseguí que salieramos saliendo las clases.

No podía mantener todo como quería. Me la había pasado exageradamente bien.

Pero yo tenía una cosa que hacer.

-¿Podemos ir a un lugar más privado?-

-Preciosa, eso no es de señoritas-

-¿Cuando dije que yo lo era?-

Entramos a su habitación, un aroma cálido invadió mi estomago.

-¿Estas segura de esto amor?

No quiero lastimarte-.

-Quiero ser tuya y de nadie más.-

Amor en horas. Que perfecto e imaginario paisaje...

Deje la semilla que necesitaba dejar.

Camine saliendo de la habitación.

Mi motivo.

Mi motivo era el de la enfermedad.

Salí de aquel lugar y me disponía a ir a mi casa...cuando siento que me siguen.

Camino más rápido.

No tiene sentido hacer eso.

Entro a una tienda y comienzo a revisar un periodico. Se acerca el amable señor que atiende el local y me dice que no es apto para niñas que lea eso. Que mejor lea esta revista para chicas.

Dejo que pasen unas horas, el señor Trejo sólo me mira y me dice que es muy noche para que este afuera de mi casa.

Me dirigo a mi "hogar" pero creo haberme equivocado, ¿no era esta la dirección monotoma de siempre?

Sigo buscando y llego al lugar, Mis padres...

Los Guardianes del mañana han llegado a mi casa.

...

Lo único que recuerdo era que tenía que correr.

PARANOIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora