Capítulo IX Ella

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Han pasado los días y yo he estado viviendo en casa de Abigail.

Es muy interesante lo que puedes encontrar aquí, hay varias fotografías, cuadros e instrumentos musicales, que intencionalmente están destrozados u otros que simplemente los han dejado de cuidar. Se nota como el agonizante tiempo ha pasado sobre ellos al igual que a todo lo de aquí.

Abigail siempre lucía fuerte pero la casa donde ella vivía no lo era.

Es un edificio con 4 pisos que perfectamente podría lucir espectacular; no me quejaba de lugar, sinceramente, era mejor que mi casa donde sólo se respiraba amargura. Aquí se respira esperanza, irónicamente, defendemos el mal pero tenemos sentimientos propios de la gente buena.

El edificio está bien dividido y organizado. El primer piso parece una casa normal: sala, comedor, cocina, cuarto de juegos, lo normal.

El segundo piso cambia un poco, hay varios cuartos donde todos dormimos, baños, etc.

El tercer piso ya es totalmente diferente, hay cuartos donde siempre está gente practicando algún arte marcial, un cuarto de armas, una cámara donde hacen experimentos como a mi.

Ese piso ya refleja lo que somos.

Y finalmente el cuarto piso, el cual, está muy descuidado, tiene un cuarto con instrumentos, una sala de lectura, un estudio muy antiguo donde se hacía música de verdad (no como lo que hacen ahora) y en ese piso justamente duerme Abigail.

Todos hacemos el aseo de todo el edificio pero nunca limpiamos ese piso, aunque todos sabemos de su existencia parece demasiado tenso e inapropiado preguntar sobre él.

Hoy es un día normal.

Voy a la escuela, a las aburridas clases, enamoro a algún compañero y propago la enfermedad, esa es mi tarea.

Sé que debería estar enfadada ya que me contagiaron de alguna cosa sin mi consentimiento, pero no lo estoy. Quizá soy la peor persona del mundo, porque no tengo resentimiento ni culpabilidad de nada y muchos menos me afecta si las personas lo tienen conmigo o no.

"Mi motivo" es enfermar al mundo.

El otro día que aquél Guardián me dijo parásito, creo que tiene razón pero yo puedo ser el veneno mismo.

Antídoto.

El chico que me ha sonreído ya varias veces no sé porque lo hace.

Siempre va por ahí ayudando a la gente con la que vivo, se levanta temprano, entrena diario, ¿Realmente es uno de nosotros?

[No lo creo]

Tengo muchas ganas de hablar con él y dejar las cosas claras para mí, odio esta curiosidad que me invade, especialmente, en las noches.

A mi me encanta dormir (y no porque sea un parásito sin algo más importante que hacer) simplemente es porque me desconecto de la realidad para avanzar a otra que sí puedo vencer: Mis pesadillas.

Llegué a "mi casa" y Abigail me recibió con un buen café, un café cálido, como de esos que se supone debe dar una esposa a su marido por las mañanas antes de irse a trabajar.

Me pregunta cuantas personas llevo "castigadas" y le digo el número:

-Hoy se cumplen 309 personas.- Hasta yo me sorprendía de las personas que había contagiado en tan pocos días.

-Vas perfectamente bien, creo que deberíamos cambiarte de escuela, a un objetivo mucho más grande.-dijo Abigail.

-¿A qué te refieres?-No me esperaba eso.

-Creo que te podríamos mandar a la ciudad de Valencia, tiene un excelente nivel académico, así que tendrás que usar tantito la cabeza y dejar de usar tu cuerpo.-

[Ella era bastante cruel]

-¡¿Qué?! ¿Sabes que yo nunca podría igualar ese nivel?-

-Tienes que hacerlo.- dijo, interrumpiéndome.

-N-No conozco esa ciudad.- Mis nervios me controlaban.

-Hay alguien de aquí que te llevará hasta allá e irá por ti, él es de esa ciudad.-

-¿Él?- en algún momento me arrepentiré de haber preguntado esto.

-Mucho gusto, mi nombre es Dante y yo te ayudaré en tu motivo.-

[Esa estúpida sonrisa]


Maldita seas Abigail.

-Esta bien.- dije rendida.

-Perfecto, comienzan mañana y dentro de dos días tienes el intercambio, así que tendrás que esforzarte.- dijo terminando la conversación Abigail.

Ella ya había planeado todo.

No tenía elección.

Mañana, Dante.

PARANOIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora