Capítulo XIII Opuestos

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-¿Puedo pasar?- dijo Abigail, tomándose de los brazos e intentando frenar el helado viento.

-Es muy noche, no deberías estar afuera- le dije y le sonríe.

Ella entro, pasamos varias habitaciones y llegamos al comedor.

Nos sentamos extremo a extremo.

Estaba mi querida muchedumbre de plástico a nuestro alrededor para ver si necesitábamos algo.

[Abigail:

El comedor es grande, color oro.

Hay varias pinturas alrededor famosas, antiguas y muy caras.

Está una que me llama la atención y es la de un hombre que esta alrededor de otros y parece que ofrece una cena.

Se ve diferente.]

-¿Te gusta el alrededor?- queria romper el hielo de la habitación.

-Es interesante.- contestó

-El hombre que ves se llama Jesús, pero lamento decirte que por normas de los guardianes no puedes saber mucho de él.-

-¿Sigues en contacto con ellos?-

Abigail iba directo al grano.

-Soy su jefa en esta ciudad, tengo que seguir en contacto con ellos.-

-Tienes razón, después de todo... sigues siendo la dueña de la ciudad.-

-Así es.- dije con orgullo. Un cálido y agudo orgullo.

[Les ordeno a sus peculiares ayudante que me sirvieran una copa más y así lo hicieron.

Que tema más tétrico.

Quería pensar en otra cosa y pregunte:]

-¿Sigues con tu pérdida de memoria?-

-Lamento informarte que un día olvidaré todo lo que vivo.

La demencia se apodera de mi.-

Abigail parecía tensa.

Sentía un pasaje eléctrico por mi espina dorsal cuando me di cuenta de ello.

-Odio sentir mareos.- le informe a Abigail.

-¿Qué les pasaría a tus súbditos si te llegas a desmayar?-

-Volverían a su estado natural.-

[Perfecto.

Allison después de dos copas, cayó dormida]

Día 23 de Mayo por la mañana.

-Dante, debes de apurarte.-

-Sé que te da miedo una ciudad tan grande Kaory.-

Tenía razón no quería quedarme sola. Era un lugar fértil para despertar mi temor.

Era muy tenebrosa a su manera.

Varias personas pasan con máscaras de realeza, notan que yo soy de fueras y me rechazan con la mirada.

Estoy acostumbrada.

Pasamos cerca de una tienda, Dante entra y me compra un chocolate.

Pero sale una chica con un violín en su mano y mira a Dante.

Sólo sonríe.

Paso a lado de ella.

¿Acaso ese objeto no era prohibido?

Pasamos a centímetros y eso hace que nuestros cuerpos choquen.

Le tiro su violín pero ella lo toma con su otra mano.

Sólo voltea la mirada y se va.


PARANOIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora