Capítulo X Ajeno

80 5 1
                                    

-Buenos días, ya es hora de levantarse.- dijo su patética voz.

Dante.

No creí que fuese real hasta que lo viví. El maldito de Dante me despertó temprano y espera que en dos días me haga una genio y pueda ir a la escuela en Valencia, la segunda mejor ciudad.

Sólo hay tres ciudades: Valladolid, Valencia y Victoria.

Ése podría ser también el orden de su importancia ya que Victoria es la capital, la joya de la corona, el Sol de nuestra tierra.

El fanatismo no es algo que me atraiga, odio la sensación de que mi mente (y en ocasiones mi cuerpo) dependa totalmente de algo, y aunque, muchos piensan que morir con una adicción tu lo decides, yo creo que no. La adicción te controla a ti, tus acciones, tus pensamientos, tus prejuicios, tus expectativas, tus ilusiones, Todo.

-Hoy comenzaremos con un entrenamiento para mejorar tu resistencia.- dijo, interrumpiendo ahora mis pensamientos.

[Ahora comprendo porque Abigail odia que la interrumpamos]

-¿Porque haces esto? No tienes que hacerlo, yo me las arreglaré sola para ir y venir.- no quería soportarlo más.

-Primero tienes que quedar en esa escuela.-

-¿Tú eres bueno?

-Sólo espero poder ayudarte.-

Bueno, su amabilidad me convenció, parece ser un buen tipo, aunque odioso, hace su misión como se lo indicaron: ayudarme.

Pasaron las horas, dejamos de entrenar y nos dedicamos a estudiar.

-Creo que podrías mejorar está operación.-

Soy realmente pésima en los exámenes, no soy de esos genios que no necesitan ni estudiar para pasar, yo soy buena pero es porque tengo que poner la atención necesaria.

En el edificio comienza a sonar

Ob la di ob la da.

Dante la comienza a cantar.

-¿Acaso conoces The Beatles?- mi pregunta invadió el pequeño cuarto donde estudiábamos matemáticas y astronomía.

-Me encantan, su estilo es de hace más de 100 años, si la sociedad no fuera un títere pienso que seguirían vigentes.-

[Eso mismo pensaba yo]

Todo el tiempo que yo viví en mi casa mi único acompañante fue la música, en especial, The Beatles.

Siento como si cada canción fuera hecha para mi, hecha para que yo me levantará. Son cursilerías las que digo pero creo que si las personas tuvieran criterio propio tendrían una variedad enorme de música y cada una con su manera de ayudar a las personas. Después de todo, no soy la persona tan fría que yo creía.

-Kaory.- Interrumpiendo mis pensamientos de nuevo.

-¿Perdón?-

-Te quedaste pensando y me dejaste hablando solo y comenzaba a perderte- dijo con humor.

-Lo siento, ¿podríamos seguir con está ecuación? Realmente tengo que estudiar y dejar de hablar de estas cosas.- Quería despejar mi mente, despejando símbolos en matemáticas.

-Claro, dejaré de decir cosas como que la música es mi compañía, a nadie le interesa.-

[¿Que no había dicho eso yo?]

Seguimos estudiando un poco de todo, a él se le daba muy bien la poesía, me explico varias cosas de literatura, era bueno explicando, lo contrario a mi.

Estábamos entrenando defensa personal y entonces tome el valor para liberarme de una duda de hace días.

-Dante.-

-Dime, Kaory.- su amabilidad siempre resaltaba.

-¿Tú estuviste el día que paso mi accidente en la moto?- Por fin lo había dicho.

-Primero que nada, eso no fue un accidente, todo ya estaba decidido ya que tu eres especial, no podríamos seguir esta operación sin ti.-

Sus palabras dominaban mis demonios internos.

Pero mis demonios luchaban.

-Yo no soy especial sino me hubieran encontrado antes.-

-Así tenía que ser, Abigail tenía que dejar que sufrieras para que te hicieras fuerte.-

-Eso es egoísta, pudieron haberme salvado.-

-Ahora por eso Abigail me mando, para curarte.-

-¿Curarme?-

-Sí, soy tu antídoto.-

Sus ojos carmesí me miraban, pero era extraño, me miraban como

Presa.

-Tenemos que seguir practicando.-

Me tomo del brazo y me jaló hacía él.

-¿Podrás defenderte de esto?-

Sus palabras eran dagas a mi orgullo.

Él me intento besar.






PARANOIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora