Prologo.

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Cuando te enamoras no das por sentado muchas cosas. A veces el tiempo vuela y se te olvida comer, dormir…incluso reír por cosas coherentes.

Y aquí estaba yo…no sé cómo llegué, no sé cómo es que él está entre mis brazos, pero digamos que lo logré y tendría que estar disfrutando.

Sus manos acariciaban toda mi piel, se sentía como hervía y como quemaba en cada roce, el sabor de su boca a ese trago amargo de alcohol, su mirada inquietante que entraba en mi alma desnudándome ya por dentro, pues por fuera ya no quedaba rastro de ropa.

El calor de su cuerpo aumentaba conforme rozaba con el mío, me acalambraba a cada instante y a él le gustaba que mi piel reaccionara como si tuviera la piel de gallina. Mis hormonas revoloteaban por todos lados haciendo que tuviera bochornos y de mi boca saliera sonidos que para él era satisfactorios.

No pasó mucho tiempo para que el vaivén de sus caderas comenzara a frotar mis muslos tensos. No era le primera vez, pero me sentía como si lo fuera. No había dolor pero si un entusiasmo que jamás había sentido, estaba aquí con él y no sabía que iba a suceder después…quizá debería concentrarme y no estar pensando estupideces.

—     ¡¡AAHH!!

—     ¿te lastimé? – gimió sobre mi boca acariciando mi mejilla

—     No…

Cualquier chica quisiera estar ahora mismo como lo estoy con él, tan afamado, tan adorado. Con su enorme cuerpo de allá para acá gritándole a un micrófono para que todo el mundo lo escuche y lo ame. Yo lo amo, pero ¿Quién no lo ama? Es como un niño enorme y con músculos, con ojos verdes y enormes mejillas que se acolchan cada vez que sonríe. Esos hoyuelos que se forman cuando sus dientes sobresalen y esa nariz que sobresale pero que queda hermosa en él. Sus manos tan fuertes ahora apretando mi piel para no separarme de la suya, sus fuertes pectorales que ahora se bañan en agua salada por el esfuerzo y que se enmarcan más por la tención. Él lo disfruta y yo más que nunca.

Sé que quizá él se olvide de esto apenas termine, pero por ahora parece que no quiere abandonarme por ningún motivo.

El tiempo se detuvo solo a nuestro alrededor, mis manos se aferraban a su fuerte y enorme espalda para no caer, para no resbalarme por la cama y golpear mi cabeza en la cabecera, ya que sus caderas eran tan intensas que me movía con él. Gemía su nombre en sus labios, en sus oídos, en el aire. Cada vez más fuerte, cada vez más profundo e intenso. Bufaba y gemía como un toro, sentía esa necesidad en su piel, en su cuerpo…apretaba sus cabellos gritando con intensidad sobre aquella habitación ¿Por qué yo? ¿Por qué habría de elegirme a mí? Había muchas chicas hermosas en el Staff…había muchas chicas muy buenas que bailaban con ellos sobre el escenario. ¿Por qué yo? Entre más pensaba en esto, él me estaba desbaratando las piernas.

—     ¡¡MAAAAHHHTT!!

—     Me…me encanta que hagas eso

El aire se me iba de los pulmones, se movía muy intenso y para mí ya eran horas las que llevábamos haciendo esto. No sé si quiera en qué momento comenzamos, en qué momento llegamos a esto, en qué momento me besó y me tomó para venirnos acá…se supone que él debería estar en una fiesta con sus compañeros de banda, con el staff y todos ellos…pero estaba aquí conmigo, haciéndome el amor como nunca jamás me lo habían hecho.

El calor subió y el movimiento de sus caderas también, le gustaba tomar el control y a mí me encantaba que lo hiciera. Sus venas se saltaron, sus músculos se tensaron y por fin experimenté esa vibración en mi abdomen y en mis muslos cuando dio sus últimos dos movimientos. Se detuvo y mis jadeos chocaban en su boca, el sudor resbalaba en ambos cuerpos, y jamás olvidaré esa enorme sonriendo antes de comenzar a besarme, esos labios carnosos que ocupaban toda mi boca para él, lamía, mordía y succionaba despacio sacándome el alma por dentro y entregándosela a él sin ningún problema.

—     ¿Quieres algo de comer?

—     Estoy bien

Luego de unos minutos se levantó de la cama, así desnudo. Miré su bien formado trasero para tomar el teléfono del cuarto de hotel y pedir una pizza a la habitación, pidió gaseosas y algunos postres, luego de colgar me miró recostada sobre la cama…me cubrí el cuerpo con una sábana.

—     No…no lo hagas – lo miré — quiero seguir viéndote así

—     Pero vendrá el de la comida

—     No va a meterse – me sonrió y no pude evitar hacerle caso

Me saqué la sábana de encima y dejé que me mirara. No podía ocultar que me daba algo de vergüenza a pesar de que ya conoció todo mi cuerpo sin excepción.

—     ¿Qué pasará ahora? – le dije con algo de miedo por sacar el tema

—     Bueno, nos iremos de gira en un par de días, a Europa…la gira durará unos 6 o 9 meses más o menos

—     Oh – no dije mucho…quería que se quedara conmigo, pero él tenía trabajo

—     Me gustaría que vinieras conmigo

Levanté la mirada y sus ojos se clavaron en los míos, mi cuerpo vibró ¿En serio me estaba pidiendo esto? El aire salió por mi boca en un enorme suspiro y mi corazón se apachurró al darme cuenta que no podía acompañarlo.

—     Sabes que me gustaría – sonreí para mitigar la tristeza — pero tengo que terminar mi carrera, mis padres han invertido mucho y no puedo simplemente dejarlo ahí – sus ojos se encarcelaron más en los míos y no podía evitar sentirme intimidada

—     Es una pena…me hubiera gustado estar contigo en ese viaje largo

—     A mí igual…pero podemos seguir comunicándonos…si tu quieres

—     Me parece bien – sonrió de nuevo ¿Por qué tiene que ser tan dulce?

—     Voy…voy a extrañarte

Se acercó de nuevo a mí, tomó mi mentón y comenzó a besarme. Sus labios eran mi perdición absoluta, sentía una presión en mi pecho cada vez que lo hacía, bajó a mi cuello y luego subió a mirarme a los ojos una vez más.

—     Ya llegó la comida

Se separó al tomar la bata de baño y ponérsela, tomó la bandeja y se sacó la bata. Comeríamos desnudos mirándonos uno al otro. Mis mejillas no podían estar más rojas ahora. Mirar a este Dios nórdico desnudo frente a mis ojos comiendo pizza como si no fuera un mañana…me daría un paro cardiaco. 

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